1. La abuela no quiere dormir sola


    Fecha: 15/02/2019, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Fredy Gomez, Fuente: CuentoRelatos

    ... ya sin ese horrible calzón fue fácil lograrlo. Acaricie su vello púbico, era abundante, busque su rajita y escudriñe lentamente, estaba bastante velluda, pero seca, me humedecí el dedo con saliva y volví al ataque, las piernas ya no estaban tan apretadas, y pude llegar más abajo, hasta encontrar la entrada de su vagina, y en él si había lubricación, lubrique toda la rajita y su clítoris. Empecé a entrar y sacar los dedos, tenía unos labios superiores algo prominentes, acaricié y jugué un rato con todo eso, hasta que ella se movió un poco sacando su cola hacia mí. Yo estaba totalmente erecto, así que saque mi mano, cogí mi pene y desde atrás, sin soltar su pecho, empecé a masturbarla con mi pene, como si fuera un consolador. Subía y bajaba sin penetrarla, masturbándola, rozando su clítoris con la punta de mi pene. Eso estaba muy rico, hasta que entre sobada y sobada, lo fui metiendo lentamente. Al principio solo la punta, y volvía a masturbarla, luego nuevamente metía la punta y así por un rato, hasta que cada vez entraba más y finalmente terminé empujando adentro con muchas ganas. A ese nivel del partido, ya no me importaba si dormía o estaba despierta. Empuje y empuje mientras con mi mano izquierda le acariciaba y apretaba un poco el pecho derecho y con mis dedos apretaba un poco el pezón, mi mano izquierda abrazándola por la cintura, jugaba con su clítoris. El morbo era tanto que en menos de diez minutos me corrí abundantemente. Después de correrme como sucede a menudo, me ...
    ... entró mucho sueño y después de separarme un poco, me dormí. A la mañana siguiente, igual que el día anterior, me desperté muy asustado por la reacción de mi abuela. No sabía si el semen se regó en las sabanas, o la abuela se limpió o que pasó, pero igual que el día anterior al despertarme mi abuela me estaba preparando el desayuno. Me contó que había dormido muy bien. Desayunamos, nos arreglamos y salimos. Aun me quedaba una noche más en casa de mi abuela, antes de tener que regresar. Fuimos al hospital, mi abuelo estaba mejor y en horas de la tarde le dieron de alta. Todavía estaba convaleciente, pero lo llevamos a la casa. A la casa también fueron mis tías, y ya entrada la noche, los tíos y algunos primos. Sabía que ya no me quedaban más oportunidades, estaba dado al dolor y como todas las noches, mi abuela se ducho, luego yo y al salir, ella se estaba tomando su aromática. Para mi sorpresa, mi abuela me dijo: “Mijo, ya sé, que se va mañana, y quisiera pedirle un último favor”, -“Claro abuela, dígame no más…” “Mijo, para que su abuelo descanse bien hoy, a Usted le molestaría que Usted y yo compartiéramos la habitación de invitados”. -“Claro abuela, por mi encantado.” “Pero la cama es más pequeña, ¿no será que duerme incomodo?” Ante ese comentario, no pude resistirme a insinuarme un poco y le dije: -“No abuela. Eso es como cuando se baila, entre más apretados, ¡mejor!” Nos reímos y nos acostamos a dormir en una cama de 1 metro de ancho. Demasiado pequeña para dos personas. A ...