1. Heil mama (Cap. 6)


    Fecha: 18/02/2019, Categorías: Incesto Anal Autor: DocJoliday, Fuente: CuentoRelatos

    ... pantalones. —¡Ssshh! Calla, coño. Que viene. En efecto, pocos segundos después mi madre entró en la cocina. Nos miró y sonrió, sin sospechar nada. Como esperaba, se había vestido con sobriedad y recato. Una blusa sin escote de manga larga, holgada pero no tanto como para disimular el volumen de sus grandes pechos, una falda oscura hasta las rodillas y zapatos negros con muy poco tacón. El pelo rubio perfectamente recogido en un prieto moño, sin ningún travieso rizo cayendo por sus sienes, y por supuesto sin nada de maquillaje. Aun así, a mis ojos era un prodigio de sensualidad. Su recato solo conseguía excitar mi imaginación, aumentar el morbo, y pensé que después de todo tal vez no había sido tan buena idea acompañarla a misa. —¿Nos vamos, cariño? —Sí, mamá. Vamos. —¿No te quieres venir, Merche? —preguntó mi madre a su hermana. —Lo mío ya no tiene remedio, Puri. Voy a ir al infierno de cabeza —dijo mi tía, con una cómica mueca de resignación. —Anda, no digas tonterías. Bueno, ya vendrás el domingo que viene. Me debes una por haberme llevado a ese sitio tan ruidoso con tus amigas. —¡Ja ja! Hasta luego, santurrona. Hasta luego, Paquito. Pórtate bien. Seguí a mi madre hacia el vestíbulo, y antes de salir de la cocina giré la cabeza para mirar a Merche. Se llevó la mano a la boca y me hizo un gesto obsceno, a modo de despedida, simulando que chupaba una polla invisible. Oh, la iba a hacer gritar por la tarde. Ya lo creo que iba a gritar. Tenía que meter en cintura a esa loca ...
    ... viciosa antes de que sus tonterías hicieran sospechar a su hermana que ocurría algo fuera de lo normal. Pero eso sería más tarde. Antes de nada, tenía una cita con mi madre y con Dios. La iglesia no estaba muy concurrida. Debía haber unas quince personas, la mayoría ancianas, algunas solteronas beatas de edad indeterminada y poco agraciadas, y un par de niños que a todas luces preferirían estar en casa viendo dibujos animados. Mamá y yo nos sentamos en segunda fila, muy cerca del “escenario”. Yo me esforzaba por parecer un buen chico, y sobre todo por no mirarla demasiado, porque al contrario de lo que yo esperaba estar con ella en un lugar sagrado aumentó el morbo. Evité la sacrílega erección pensando en el padre Tomás, el párroco de aquella iglesia desde tiempos inmemoriales. El viejo cura había bautizado a mi madre, había oficiado su boda, me había bautizado a mí y había enterrado a mi padre. —Hace mucho que no veo al padre Tomás —comenté, en voz baja, acercando la cabeza a la de mamá y disfrutando unos segundos de su agradable olor a azahar y ropa limpia. —Ah, hijo, ¿no te lo dije? El padre Tomás se ha jubilado —dijo ella, apenada. —¿Ah, sí? ¿Los curas se jubilan? —Pues claro, cielo. Ya era muy mayor y estaba casi siempre enfermo. Se merece descansar antes de que El Señor lo llame a su lado. —Se santiguó y continuó hablando. Su voz era un dulce susurro que me acariciaba los oídos —. El nuevo párroco es el padre Josué. Llegó hace un par de semanas. Aquello me puso en guardia, ...
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