1. Heil mama (Cap. 6)


    Fecha: 18/02/2019, Categorías: Incesto Anal Autor: DocJoliday, Fuente: CuentoRelatos

    ... baja. —Sin pecado concebida —respondió el cura. De cerca, su voz resultaba aún más imponente. —Eh... Verá... Quiero confesarme —dije, aunque eso era obvio. No sabía por dónde empezar y me arrepentía de haber entrado. De ninguna manera iba a hablarle a un extraño, y menos a un negro por muy cura que fuese, de mi relación con mi tía o de las fantasías con mamá. Decidí contarle cualquier tontería y largarme de allí. Entonces su silueta se acercó, como si me mirase fijamente a través de la rejilla. —Tú eres Paco, el hijo de Purificación, ¿verdad? —dijo de pronto. Su voz sonó menos solemne, y eso no me gustó. —Sí, soy yo. —Me alegro de conocerte. Tu madre es una mujer estupenda, muy devota. ¿Por qué me hablaba de mi madre cuando me disponía a confesarme? ¿Es que aquel cabronazo podía leerme el pensamiento y sabía que algunos de mis pecados tenían que ver con ella? No, desde luego que no. Lo que vendría a continuación iba a ser mucho peor. —¿Sabías que viene a confesarse todos los días? —dijo el padre Josué, y detecté cierta malicia en su voz. Yo sabía que mamá iba a misa cada domingo, y otros días también si había alguna celebración religiosa especial, pero no me constaba que fuese a diario a la iglesia. Salía a la calle cada mañana, eso sí, al mercado o a hacer recados. No supe qué decir, ni qué pretendía el cura diciendo aquello. —¿Todos los días? —pregunté, mosqueado. —Ya lo creo. Todos los días sin falta. Aunque ella no se sienta dónde estás tú, no. Ella se arrodilla. Sí, ...
    ... dobla sus bonitas piernas y se arrodilla, como una buena cristiana, sumisa y temerosa de Dios. ¿Sabes lo que pasa a continuación? Negué con la cabeza. La sangre me golpeaba las sienes y un escalofrío me subió por la columna. ¿Bonitas piernas? ¿Qué carajo estaba diciendo ese hijo de perra? Continuó hablando. Su voz profunda se metía en mis orejas como si llevase puestos unos auriculares. —A continuación ella dice “Ave María purísima”, pero no dice nada más. Porque entonces yo abro esta ventana que tienes delante, ella abre su boquita y saca la lengua, como un pajarillo hambriento. Yo me levanto, me saco la polla, mi negra y enorme verga, y la acerco a su preciosa cara. Tendrías que ver la devoción y entusiasmo con que tu madre me la chupa, Paco. La agarra con sus pequeñas manos, y hace que parezca aún más grande. Es tan gorda que apenas cabe en su adorable boca, pero ella se esfuerza, con la ayuda de Dios y de su dulce saliva consigue metérsela en la boca y mamar. Y no te imaginas lo bien que lo hace. En apenas cinco minutos consigue vaciar mis grandes huevos y se traga sin rechistar hasta la última gota de leche espesa y caliente. Cuando termina se santigua, como si hubiese comulgado, así de devota es mi feligresa favorita. Y esto lo hace a diario, chaval. Todos los días tu querida madre se arrodilla y se traga mi pollón negro con un fervor digno de una santa. Cuando dejó de hablar, yo estaba temblando de rabia. Tenía los puños apretados, me rechinaban los dientes y un sudor frío ...
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