1. Hermanos que a solas juegan


    Fecha: 15/03/2019, Categorías: Lesbianas Tabú Autor: aliciawonders, Fuente: xHamster

    ... desde donde ella se encontraba.—¡Déjame tocarlo!— se atrevió ella.—¡¿Qué?!— dijo Evant con una falsa indignación.—¡Quiero tocarlo!— insistió Petit. Y Evant se dejó convencer sin mucha resistencia, no era tonto, era sólo un jugador prudente.—Está bien, pero lo haremos a mi manera; lo tocarás, pero no con tu mano. Tendrás que subirte sobre mí.—¡Te conozco bien hermanito!— dijo ella con esa voz atravesada por sonrisas típicas, esas que guardan lujuria en cada palabra pronunciada. Y ella no perdió más segundos y se subió con todo y zapatos a la cama, montó a Evant a horcajadas y se quedó allí, sintiendo la dureza de ese pene bajo la tela de su tanga blanca, que se interponía entre las pieles de los sexos familiares.Evant se quedó como estatua, se le iba a salir el corazón, no sabía que iba a pasar, se dedicó a sentir la suavidad que se percibía a través de la tela, eso cálidos labios posados allí sobre su pene. El perfume de Petit llenaba la habitación de sensaciones rosadas, y Evant movió su miembro a voluntad, esperando a ver qué reacción provocaba en su hermana. Ella posó sus manos en el pecho de Evant, y de su boca salió un pequeño gemido, seguido de movimientos incipientemente rítmicos que tenían su centro en las caderas de la rubia loca.Para Evant, la situación era suficiente para temer que viniese una inminente corrida, temió que su orgasmo fuese precoz, que de repente su semen rebosara su voluntad y empapara las bragas de su hermana. La sola idea hacía que en lugar de ...
    ... llamar el control, este se perdiera aun más. Pero lo que no entendía es que Petit había comenzado algo, y cuando ella se proponía realizar un deseo, no se detenía. Pero Evant no tuvo la concentración suficiente para tomar las riendas del asunto; la idea que tenía era profética, así que tras unos cuantos movimientos más de Petit, el orgasmo de él llegó impertinente, y se vino en seguida, con una corrida potente que mojó en seguida su propio vientre y la tanga blanca de su hermana, que sintió la humedad en seguida.—¿Qué pasó?— dijo ella bastante divertida por la situación; Evant se sintió avergonzado,Pero cuando escuchó el tono de la expresión de Petit, se relajó lo suficiente y en medio de sus peticiones de perdón, se percató de algo bueno, su erección no iba a descender ni un poco; sino todo lo contrario, se sentía tan erotizado, tan potente, quería llegar a donde nunca había llegado.—¡Hagámoslo!— dijo Evant excitado.—¡Qué!— dijo ella sorprendida (falsamente o no) — ¿hablas en serio?—.—Creo que si. — Quiso decirlo tamizando la situación con prudencia.Ella no dijo nada más, lo hizo simple: se quitó su suéter, lo lanzó hacia el piso, y Evant hacia lo propio, o sea, tragar mucha saliva, una y otra vez. Petit siguió así, desabotonó su blusa blanca, cogió las manos de su hermano y las besó, luego las llevó sobre su sostén y le hizo masajear sus pechos. Ella no esperó, desabrochando su propio sujetador, buscando libertad. Se irguió y Evant desesperado hizo esfuerzo para levantar su ...
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