1. Podía ser mi hija, pero, por suerte, no lo era


    Fecha: 22/03/2019, Categorías: Confesiones Sexo con Maduras Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos

    ... pedo porque no pensaba engancharse a ningún tipo, más tranquilo me despedí de ella y me fui cenar para luego irme a dormir. A las 0320 horas me desperté porque sentí un gran ruido, me levanté de la cama y bajé las escaleras y al llegar a la entrada me encontré con que Camila se había llevado por delante el paragüero que estaba al lado de la puerta; ella estaba en el piso tratando de levantar los paraguas que se habían desparramado, por lo que me acerqué a ayudarla y cuando llegue a su lado me di cuenta, que el problema era que estaba con unas cuantas copas de más y que además seguro había fumado uno o más porros, por lo que la ayudé a juntar los paraguas y levantándola la llevé para su habitación. Habíamos subido tres o cuatro escalones cuando se vomito encima, por lo que cuando llegamos al primer piso, en lugar de llevarla a su habitación la llevé al baño, pues su habitación no tiene baño en suite. La senté en el inodoro y le dije que se bañase antes de acostarse, que yo mientras tanto iba a limpiar la escalera. Cuando terminé de limpiar lo que había ensuciado con su vómito, fui al baño y, no sintiendo correr el agua, entré encontrándola dormida en el inodoro por lo cual la desvestí y la lavé, debo confesar que teniéndola ahí desnuda y viendo sus pequeñas tetitas, su concha totalmente depilada y su prieto culo, me dieron ganas de cogerla, pero pensé que podría ser mi hija por lo que, aunque mi pija se puso como un garrote, la lavé tocándola lo menos posible y luego de ...
    ... secarla la llevé en brazos hasta su habitación, le puse su camisón y la acosté. Aguanté ese tormento pero no me excedí en mis toques, aunque, todo hay que decirlo, al llegar a la habitación de Marcela me hice una gran paja. Al día siguiente me levanté, desayuné y me fui a mi oficina. Ella no dio señales de vida por lo cual la llamé tipo 2 de la tarde y me dijo que ya estaba mejor y que cuando regresase hablaríamos. Estuve intrigado sobre qué quería hablar, y así llegue a la casa. Ella me recibió vestida con un short blanco, que se le incrustaba tanto en la vagina y el culo que parecía que estuviese pintado, haciéndome imaginar que debajo de él no llevaba nada, como nada llevaba debajo de la remera blanca que usaba, pues se traslucían las areolas de sus pequeños pechos. Obvio fue que mis ojos no dejaron de observar estas cosas, pero ella, pareció no darle importancia a lo que yo podía ver y dándome un fugaz beso me dijo que me preparase porque dentro de un rato cenaríamos. Deje el maletín que traía en la sala que me servía de estudio y me fui a la habitación de Marcela a cambiarme. De regreso me senté en un sillón, en la sala y encendí el televisor, al rato, entre el ruido de los cacharros en la cocina y las noticias repetidas de la televisión, me quedé dormido, fue un sueño pequeño, interrumpido por su voz que desde la cocina me decía que ya estaba la cena. Fui a la cocina y me senté a la mesa, obvio que mis ojos fueron directo a su culo que, majestuoso, apuntaba a la puerta de ...
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