1. Amor por los perritos callejeros


    Fecha: 23/03/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... muchas cosquillas y lo empujé un poco, cuando tenía mi brazo extendido empujando a manchas, que lamía mi oreja, uno de los mestizos me lamió la axila, lo cuál me gustó aun mas, por lo que levanté mis brazos, poniendo mis manos detrás de mi cabeza, con los codos en alto, exponiendo mis axilas a lo que ese mismo perrito y "el negro" empezaron a lamer cada uno una de mis axilas, lo cual si comenzó a excitarme un poco. Empecé a sentir un cosquilleo en mi entrepierna, lo que empezó a convertirse en lubricación en mi vagina, me estaba empezando a mojar. Pensé en dejarlos hacer eso un momento mas, para luego meterme a mi casa a masturbarme o quizás llamar a mi novio, pero en eso otro de los perros empezó a olfatear mi entrepierna, lo cuál me hizo cerrar las piernas del susto y levantarme. Estaba muy sorprendida, jamás se me había ocurrido que un perro pudiera interesarse por la vagina de otra especie que no fuera la suya; mi casa tiene una especie de cerca de madera antes de la casa en sí, como una protección, me metí dejando a los perros del otro lado, los cuales me seguían moviendo la cola. Trataba de entender cómo mi humedad le había llamado la atención al perro, y pensé que si esas lenguas grandes y rasposas se sintieron tan rico en mis orejas y axilas, en mi vagina quizás aun mas. "¿Será posible?" pensé, "no, no, eso es asqueroso, son perros! y de la calle!". "Pero. me salvaron. " pensé muchas cosas en tan solo unos momentos, pero el pensamiento de dejarme lamer la vagina por ...
    ... un perro me causaba mucha curiosidad. "Solo una prueba, si no me gusta lo olvido y ya" pensé. Llamé al negro, que honestamente tenía una ligera preferencia hacia él, y lo metí como pude a la casa. Mi corazón estaba palpitando muy rápido y fuerte, aun tenía muchas dudas, pero la calentura me estaba dominando mas que la razón, quería ver si el perro era mejor que un humano en el sexo oral. Estábamos en mi habitación, el perro expectante, supongo que creía que le daría algo de comer, y sí, pero no comida. La emoción y la excitación tenían mi vagina bastante húmeda. Me quité el short, dejando mi vagina expuesta; me quedé así, de pie, pero con las piernas abiertas y esperé a ver qué hacía el perro. Inmediatamente olió mis flujos, porque empezó a olfatear mi vagina, lo cuál solo aumentó mas mi ritmo cardíaco. El perro soltó dos lamidas, que casi me hicieron caer de la sorpresa. Me senté en mi cama, para evitar caerme, con el perro nunca despegando su hocico de mi entrepierna. Una vez sentada siguió olfateando y lazando lengüetazos tímidos, que poco a poco se convirtieron en lamidas intensas. En menos de un minuto el perro ya me estaba llevando al orgasmo, el cual me fue tan sorpresivo como placentero. Aun puedo recordar ese orgasmo, fui una antes de ese orgasmo y otra después. Mi vagina estaba sensible después de tan rico orgasmo, pero el perro seguía lamiendo, por lo que traté de cerrar las piernas, pero el perro insistía. Me subí a la cama para que dejara de lamerme, pero el negro ...