1. Lujuria por mi suegra


    Fecha: 19/04/2019, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Kralik89, Fuente: CuentoRelatos

    ... se endurecía con la imagen de mí mismo lamiendo sus sandalias y penetrando su culo solo tapado ante mis ojos por un finísimo hilo dental. Francisco estaba feliz. Pero bebía en exceso. Era obvio que esa noche Sandra no tendría sexo y eso me estaba desquiciando. Fuimos los últimos en irnos y cuando llegué a casa mi mujer recibió la mejor cogida que yo recuerde haber propinado a alguien. Pero ni eso me calmó. Casi no pude pegar un ojo hasta que, con mi esposa ya dormida, pude acariciar mi polla con la fantasía de poseer a Sandra. El tiempo comenzó a pasar lentamente a partir de ese día. Todos mis pensamientos estaban destinados a Sandra. Por razones sociales íbamos a muchos lugares juntos ambas parejas. Eventos de empresa, cenas de caridad, días de campo o simplemente tardes en mi mansión o en la de Francisco. En todas ellas Sandra parecía ser una modelo. No importaba que ropa luciera, si eran zapatos cerrados de alto tacón y punta metálica, ó finas sandalias altas, siempre, siempre lograba ponerme a mil. Y nunca tenía oportunidad de acercarme. Pero esa oportunidad llegó casi sin quererlo, cuando un viaje sorpresivo alejó a Francisco de la ciudad. Tan sorpresivo fue, que solo lo pensé al salir conduciendo mi automóvil del aeropuerto donde lo había acompañado a abordar su avión. Solo al imaginar que estaba decidido a atacar hizo que mi polla se erectara y sin darme cuenta, pocos minutos después, estacionaba mi auto dentro de la mansión de mi suegro. Sandra se mostró sorprendida ...
    ... de verme a esa hora tan poco habitual. Yo sin embargo, al verla con ese ajustado traje de falda a la rodilla y zapatos blancos de tacón supe que había hecho bien en acudir. Me invitó a pasar y me ofreció un whisky para ambos que ella misma preparó dándome la espalda y dejándome una vez más el placer de venerar su maravillosa figura. No pude controlarme. Lentamente me acerqué a ella por la espalda y tomándola por la cintura empecé a besar su cuello. Ella se sacudió y dándose vuelta sobresaltada me dijo: "¡Que hacés!??? Entonces saqué fuerzas de donde no creí tener y le conté todo lo que sentía con lujo de detalles, sin retroceder un solo paso para mantener con su cuerpo una distancia de impacto. Sentía su aroma y mi cuerpo alcanzaba temperaturas límite. Ella guardaba silencio, pero mirándome fijo a los ojos me dijo con voz temblorosa. "No podemos Carlos. Esto está mal". ¡Ella también estaba que ardía por mí! Yo insistí atrayéndola hacia mi cuerpo mientras mis manos buscaban su culo. "No Carlos", repitió, "los sirvientes... vamos al cuarto" Y me separó, tomó la botella de whisky y sin mirarme caminó hacia el ascensor con una sensualidad que jamás había yo visto en alguna mujer. Cuando la puerta del cuarto se cerró y la tomé en mis brazos ella ya no se resistió. Nuestras lenguas chocaron con fuerza y mis manos trataban de abarcar su cuerpo con fuerza y con pasión. Ella desabotonaba su camisa para dejar libres sus firmes y puntudos senos. Yo desabroché su falda y solo quedó con su ...