1. Lujuria por mi suegra


    Fecha: 19/04/2019, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Kralik89, Fuente: CuentoRelatos

    ... tanga de hilo dental y sus zapatos blancos de tacón. No aguantaba más. Mi polla parecía atacada por fiebre. Me tomaría mi tiempo para follarla. Me acosté en el suelo y empecé a lamer sus pies y sus zapatos. Ella metía sus dedos en la raja y acariciaba sus propios senos. Me incorporé y mi polla estaba a reventar, así que la recosté en la cama y la penetré sintiendo como su vagina se transformaba en un ajustado guante para mi pija. Solo al hacerlo ella comenzó a acabar. Y al hacerlo jadeaba en mi oído. Y me hablaba "No sabés como deseaba esta pija dentro mío. Francisco vive borracho de frustración porque su pene ya no sirve, y vos sos el único hombre que me ronda y me ronda". ¿Te gusta mi pija, putita? "Si" Cómemela. "Si" Yo no podía creer que me la estaba follando. Tanta era mi pasión que en medio de la cogida mis ojos seguían admirándola como a una obra de arte. Ahora que era mi amante nuestra vida se transformaría en un morbo permanente en el que tendríamos que ocultar el deseo todo el tiempo y con interminables caricias a escondidas. Era una espléndida lamevergas. Y también una adicta al semen. Lo bebía con desesperación. La cogí con suavidad y con furia. La hice una cualquiera. Transformé una dama de sociedad en alguien licencioso y perverso. Ese día llegué tarde a casa. Tarde y cansado. Al día siguiente ella llamó a mi celular al mediodía. "Estoy esperándote" Bastó para tomar mi tarde libre. Y follarla sobre la mesa de billar en la sala de juegos. Se había puesto un ...
    ... ajustado vestido corto sin bragas, y mi debilidad: altos zapatos negros de tacón con punta de acero. Era una puta poseída por el placer. Gateaba sobre la mesa para incitarme y yo la follaba como a una perra por su cueva y por su culo. Nunca decía basta. Ni siquiera en los intervalos, donde bebía whisky como agua y en su borrachera aumentaba su deseo. Al fin, cuando ya tarde tuve que partir, pude observar como la beldad que horas antes me había recibido ahora me despedía con paso tambaleante por el cansancio y el alcohol, pero sin perder un ápice de belleza. Una verdadera puta. Cuando Francisco regresó de su viaje nuestra libertad de movimientos se restringió. Sandra estaba cebada. Tan en celo que la presencia de su marido solo sirvió para aumentar su audacia: Había conseguido mi verga y la conservaría. Así que en cada oportunidad fregaba su culo en mi polla, o acariciaba mi sexo bajo la mesa de las cenas, o me invitaba a follar en baños de señoras de lugares ajenos. Éramos presos de una locura. En una ocasión me invitó a almorzar junto a su esposo y se aseguró que este bebiera una cantidad desacostumbrada de vino durante la comida. Tal vez hasta usó algún narcótico. Yo notaba que Francisco cabeceaba suavemente y que sus palabras salían desarticuladas de su boca. Sandra servía su copa con una mano y con la otra masturbaba mi polla debajo del mantel. Cuando Francisco al fin se durmió en su sitio, ella se deslizó bajo el mantel y me propinó una mamada de antología sin dejar derramar ...