1. Grata y negra sorpresa


    Fecha: 03/08/2019, Categorías: Sexo Interracial Autor: zenete, Fuente: RelatosEróticos

    ... con el médico. Volvimos a acudir a la visita y reconozco que fui “inquieta”. Iba algo nerviosa. El recuerdo de estar de nuevo frente a aquel hombre tan atractivo y que cultivaba tanto el halago, sabiendo tratar a las mujeres y cuya mirada y sonrisa eran arrebatadoras me hacía alentar las ganas de visitarlo. Eran unas ganas de jugar, coquetear, sentirme mirada, deseada y atendida por aquellos ojos profundos y compañía tan agradable. Debo decir que mi vida matrimonial no es mala. Mi marido, como dije antes, es majo, atento y agradable, pero eso no quita que los años hayan traído ese punto de monotonía con el que casi todas las parejas conviven y el médico me aportó esa chispa de pimienta en un momento en el que mi cocina andaba un tanto dejada y olvidada. Nunca había engañado a mi esposo. Tampoco soy una mojigata en la cama. He disfrutado con el sexo siempre y junto a mi marido hemos congeniado muy bien en ese sentido, aunque un poquito más de ardor no me habría desagradado. Entre él y yo podría decirse que soy más caliente… Nos tocó entrar de nuevo. Esta vez me había encargado de acudir sin la responsabilidad de salir de trabajar. Me había arreglado e iba más ceñida con unas sandalias de tacón y unas medias de red muy fina. Al entrar, estaba él de pie y observé cómo sus ojos se clavaron en los míos primero, para repasarme poco a poco después. Aprecié como saboreó mis pechos y mi trasero. Esta vez no había juego cómplice, todo era más directo: la mirada, cómo estrechó mi mano y ...
    ... hasta su forma de dirigirse a mí. Me preguntó mi nombre mientras presentaba sus excusas por no haberlo hecho el último día. Una de las veces se levantó para buscar los documentos relacionados con la intervención de mi padre, según él metidos en alguna carpeta del escritorio, y no pude más que fijarme en su tremendo culo y anchas espaldas de atleta. Estaba muy bueno. Terrible y peligrosamente bueno. Pero se fue pasando el rato y, antes de salir, le pidió el teléfono a mi padre para llamarlo próximamente y comunicarle los resultados de las últimas pruebas radiológicas (así se ahorraba ir expresamente para ello). Mi padre no llevaba el móvil encima, así que saqué el mío y le di su número, momento en el que aprovechó para pedirme mi número con la excusa de que mi padre no pudiera atenderlo cuando éste lo llamase. Guapo, atento, educado… y canalla. Pasaron los días y me fui olvidando del tema (otra vez). En el fondo pensaba “¡qué haces coqueteando con ese tipo. Ni que tuvieras 20 años ahora!” Una semana más tarde recibí una llamada de un número que desconocía. Era él. Me explicaba que sin prisa debería volver con mi padre un último día para retirarle el material y poco más pues las pruebas habían salido bien. Dos horas más tarde volvió a sonarme el teléfono. Era otra vez él y me decía que si lo deseaba pasase por la consulta a recoger la tarjeta sanitaria de mi padre y el último informe médico, olvidados durante la última visita. Sin duda me estaba llamando para que fuera a verlo ...
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