1. UN ENCUENTRO EN LA ISLA DE LA TOJA


    Fecha: 19/04/2019, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: QUIQUE, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    ... levantaron, Diana volvió a coger la fusta, me miró, y me preguntó:
    -¿Qué miras, cabrón?
    Me dio otra vez con la fusta, esta vez en la entrepierna.
    -Traaaas.
     Puse cara de pocos amigos. No le gustó. Me dio con la fusta en la polla.
    -Traaaas.
    -A mí no me mires así, cabrón.
    -Traaaas, traaaas.
    Le eché una de esas miradas que matan. Wanda, le dijo a Diana:
    -Dame a mi la fusta ya verás como lo hago sonreír.
    Se la dio y me largó con más fuerza en la polla.
    -¡Traaaas!
    ¿Reirme yo? Me estaba gustando, Pero... ¡Alguien me las iba a pagar. Viendo lo cabreado que estaba, Diana, tuvo cojones para decirle a Wanda:
    -Suelta a la fiera.
    Wanda, no las tenía todas con ella.
    -¡¿Seguro?!
    -¡Qué lo sueltes, carajo!
    -No me chilles que la fusta la tengo yo.
    Diana, puso cara de mala.
    -¡A que me tiro a tu yugular!
    Wanda no quiso saber si la amenaza era cierta. Me soltó. Me levanté de la cama. Fui al armario y cogí un bate de béisbol. Golpeando con el bate en una mano, y sonriendo, me dirigí hacia ellas.
    Diana estaba asustada y Wanda se escondía detrás de ella. Diana, temblando, me dijo:
    -Esto no entraba en el juego, José. Me estás preocupando.
    -¿Tienes condones, Wanda?
    La joven, balbuceó.
    -Te, te, te, tengo.
    -Coge uno y méteselo al bate.
    La muchacha le metió un condón extra grande al bate por la parte de la empuñadura.
    Cogí la fusta.
    Ponte a cuatro patas, Wanda.
    -Yooo.
    Levanté el bate y ...
    ... se puso a cuatro patas al momento. Hablé con Diana.
    -Mete el bate entre las piernas, agarralo con las manos y follala con él.
    -Es muy gordo, deja que le eche lubricante.
    Al rato, Wanda y Diana, disfrutaban como locas. Diana, frotando el coño contra el Bate y Wanda recibiendo dentro de su coño aquella cosa gorda y dura.
    Fue Diana la que se corrió primero, Wanda, al oír sus gemidos de placer, se corrió con ellos.  
    Tan pronto como acabaron de correrse, agarré a Diana por las nalgas, la levanté en alto en peso, la empotré contra la pared, y antes de un minuto, me corrí dentro de su coño.
    Cuando acabé de correrme, Wanda, ya se había puesto el abrigo. Le pregunté:
    -¿Te vas? 
     Recogiendo sus cosas, me respondió:
    -Sí, sois los clientes más locos con los que me he encontrado. 
    Cómo había cobrado por adelantado, se fue. 
    Al quedar a solas... Echados sobre la cama, me preguntó Diana:
    -¿Que era eso que me querías preguntar, tío?
    -Deja a tu novio y vente conmigo a vivir...
    No me dejó terminar.
    -Creo que has confundido el juego con la realidad.
    -¿Es que ya no me quieres?
    -Claro que te quiero, tío, a ti te quiero, pero a mi novio lo amo.
    Se me vino el mundo encima, pero disimulé, y le dije:
    -Menos mal que la pregunta era parte del juego, que si no...
    Me dio un beso, y me preguntó:
    -¿Si no, que?
    Le devolví el beso y le respondí:
    -Nada, cariño, nada.
    Quique
    
    
    
    
    
    
    
    
    
    
    
    -
     
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