1. Nuevas Experiencias 1


    Fecha: 23/05/2020, Categorías: Infidelidad Tus Relatos Autor: Lola Barnon, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    ... mientras mi corazón empezaba a latir de nuevo con furia. 
    —¿Te has acostado ya con alguien? —Mi voz salió tenue, miedosa.
    —No… Pero he querido y deseado hacerlo. No lo he hecho por respeto a ti. Aunque te parezca extraño, no quiero serte infiel. No es mi estilo engañarte. No. Debes saber lo que quiero y…
    —¿Asumirlo…? ¿Quieres que me quede tan tranquilo? —Me enfurecí y salí de la cama.
    Ella se quedó callada. Pensativa. 
    —No. Sé que no puedo pedirte eso. Pero tampoco me puedes negar lo que deseo. No puedo hacer que me entiendas y mucho menos que me dejes irme con otros. Enfadarte y negarte es lo normal, y lo comprendo, pero en poco tiempo, como te digo, nos separaríamos, créeme. No quiero seguir con esta vida. —Se quedó pensativa—. Sabes… lo que de verdad me gustaría es irme un mes entero fuera, sin ti, sin los niños, vivir sola, a mi aire, sentirme viva…
    —Y follar con quien quisieras… —contesté ofuscado.
    —Sí… —asintió con total tranquilidad—. Follar todo lo quisiera, los días que me apeteciera. Esa es la verdad. —Volvía a ese tono pausado, tranquilo y sereno que me asustaba—. Pero sé que eso no es viable. Por eso te digo que quiero follar con alguien más, aquí, cerca. Sin necesidad de largarme por ahí, a vivir un mes o dos, de locura.
    Volví a sentarme en la cama. La miré. Ella a mí. Sus ojos claros estaban fijos observado mis reacciones, asumiendo su discurso. Seguía recostada, en la misma postura de antes de levantarme airado de la cama. Esperando a algo que yo ...
    ... pudiera hacer o decir.
    —¿Es irreversible tu decisión…?
    —Sí. —Me contestó con la mirada algo distraída—. Lo es, corazón.
    —¿Los niños…?
    —No tienen por qué enterarse. Y seré discreta. No voy a ir por ahí como una loca…
    —¿Qué es ser discreta…? Acostarte con un hombre diferente de tu marido, no es un signo de discreción —apunté otra vez con fastidio y enojo. 
    No me contestó. Se tumbó y apoyó la cabeza en la almohada. Me miró. En sus ojos estaba marcada la expresión «Lo voy a hacer». 
    —¿Sería solo una noche…?
    —No lo sé… Dependerá de muchas cosas, Luis. —Seguía tumbada, desnuda, mirando al techo y pensando en lo que decía—. No te puedo contestar a eso. Pero creo que no… 
    —¿Quieres un amante fijo? 
    —Tampoco lo sé… Quiero follar con alguien. Por ahora, eso es todo —me repitió—. Lo que venga después, se verá.
    —¿Y yo…? ¿En qué situación quedo? —me volví a levantar.
    —Eres mi marido. Y quiero que lo sigas siendo. Te quiero, aunque no lo entiendas. Escucha —se incorporó y se arrodilló en la cama mirándome, y dejando sus ojos casi a la altura de los míos—, no quiero hacerte daño. Por eso no me he ido con nadie, y he tenido muchas ocasiones. Te lo aseguro. Pero he preferido que lo hablemos… Que sepas lo que me sucede. —Su mirada era casi tierna, de pena, incluso.
    —No me dejas elección…
    —Es cierto: no te dejo…
    —Asumes que esto no es muy normal… 
    —Lo sé. Sé que es absurdo, irracional, egoísta… Pero lo necesito.
    —¿Sabes ya con quién?
    —Sí… —Se encogió de hombros.
    —¿Quién es? ...