1. De niña a perra


    Fecha: 28/11/2017, Categorías: BDSM Autor: perrita, Fuente: CuentoRelatos

    ... un hombre mayor salieran juntos del aeropuerto. Podía ser su padre o su abuelo, perfectamente. Esto no me cuadraba, pero tampoco se lo podía preguntar abiertamente. Por suerte, tenía el coche bien cerca. -¿Quieres explicarme por qué estás aquí? Miraba de nuevo al suelo cuando respondió -¿Sabes lo qué me dijo mi madre en el avión? Que una perra debe estar con su amo Y empezó a ladrar. No estaba demasiado seguro de que hacer mientras ella no paraba de mirarme. Lo primero que se me ocurrió fue pedirla el pasaporte y el billete. Tenía evidente 18 años, pero los acababa de cumplir y este viaje era su regalo para celebrar su mayoría de edad. También me enteré de que no era más que una escala en su viaje, y que no había un nuevo enlace para su destino hasta dentro de dos días. -En cuanto podamos te voy a enviar de vuelta con tus padres – mencione mientras la mostraba el billete que acaba de comprar. Ella volvió a ladrar como toda respuesta. – Estoy casado – conteste sinceramente – y no creo que a mi mujer le haga ninguna gracia que lleve una perra a casa. ¿Cuándo crees que se les acabará el cabreo? Esta vez no contestó, pero yo me había hecho una idea de lo que tenía que hacer, una especie de plan, que adelantando acontecimientos, salió como el culo. Era simple directo y efectivo: consistía en dejarla en algún motel barato de carretera y si te he visto no me acuerdo. Todo empezó a torcerse cuando caí en la cuenta de la insana sensación interna que tenía. Estaba acostumbrado a ...
    ... trasladar a putas en el coche en busca de rincones oscuros, pero no era ni parecido a lo que estaba sintiendo en este momento. Ardía en deseos de volver a sentirla, de volver a entrar dentro de ella. Y ella lo sentía, claro. Cuando la vi alejarse obedientemente para entrar en la pocilga que había alquilado para ella llegue a mi límite. No fue inmediato, me tome un tiempo, tres canciones de la radio, antes de llamar a su puerta. Nos besamos como si no hubiera mañana y terminé arrojándola contra la cama. La perra se agarró a los barrotes de la misma mientras yo levantaba muy despacio su vestido y me deshacía de sus bragas con el mayor de los cuidados. Se la metí hasta el fondo y me la folle y poseí como nunca antes había hecho con mujer o puta alguna. Lo único ruido que salía de la habitación era el chirrido de los viejos muelles de la cama al ritmo mis brutales movimientos. Termine enormemente satisfecho de mi mismo, seguro de que ella tenía el coño en carne viva. Al menos la deje estaba completamente agotada, lo suficientemente como para no poder impedirme que me aprovechará de su entrepierna. -Has sido el primero en tomarme. No la creí, pero decidí hacerlo. Introduje de golpe un par de dedos dentro de ella y comencé a marturbarla sólo para poder contemplar de primera mano su cara de viciosa. Como si estuviera jugando conmigo, ella se mordió levemente los labios para no gemir, lo que me llevó a acelerar el movimiento. Se corrió en mi mano. Está vez me limpie el pringue en su cara ...
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