1. El fetiche de mis bragas olorosas


    Fecha: 21/02/2018, Categorías: Fetichismo Infidelidad Autor: chicapervertida, Fuente: CuentoRelatos

    ... esa sonrisa sin igual que tiene. Pero vamos, yo soy de la que piensa que en el trabajo es mejor no inmiscuir el placer porque esa combinación siempre es explosiva. Entre las risas perdí la noción del tiempo y solo caí en cuenta cuando mi móvil me alertó con su vibración de que había recibido un mensaje. Para mi sorpresa era un email de uno de mis lectores de una página web en la que publico mis relatos. Verán, desde que comencé a publicarlos, he recibido mails de muchos lectores y lectoras que me escriben para felicitarme o para hacerme críticas muy buen intencionadas, ¡y otros para decirme unas guarradas! Uno de ellos, Oscar, me escribió para saludarme y felicitarme, y sin miramientos me preguntó si me podía enviar fotos suyas desnudo. La proposición me ruborizó, pero ¿por qué no? Precisamente comencé en este mundo de relatar mis vivencias y fantasías para salir de la rutina y darle un giro excitante a mi vida; así que le di mi luz verde para que lo hiciera, no sin antes advertirle que yo no le iba a enviar nada en retorno. Quedé intrigada. Siendo honesta con vosotros me imaginé que este chico sería un pervertidillo desagradable como los hay muchos, pero mi sorpresa fue inmensa cuando recibí sus fotos. ¡Madre mía! Exclamé en mi interior; ese tío no estaba bueno, estaba buenísimo. Solo os referiré que es delgado, atlético y con el abdomen completamente definido y lo mejor de todo, ¡este hombre tiene una polla de padre y señor mío! Sentada allí con mis amigas no pude disimular ...
    ... el bochorno que me entró cuando abrí sus fotos en el móvil. La reacción fue automática: las mejillas se me sonrojaron y si ya estaba empapada de sudor creo que en ese momento todas mis glándulas sudoríparas se pusieron a mil; ¿y qué deciros de mi coño? Creo que de inmediato se me encharcaron las bragas. A partir de ese momento ya no pude mantenerme concentrada en la conversación. En mi mente estaba absorta recordando la extensión de ese miembro, sus protuberantes venas y el color y brillantes de su glande. Cuando lo pensaba sentía un cosquilleo instantáneo en la vagina y el ano, como si fuesen alertas de su deseo íntimo de ser penetrados por ese miembro potente. Mientras tanto mis amigas seguían la charla amena. Ester a esa altura ya estaba un tanto encendida con la cerveza y de repente se acercó a mí y con su desparpajo habitual me pidió que la acompañara a los servicios. «¡Es que estoy que me meo –comentó con gracia-, pero con tanto cerveza que he bebido me temo que me costará mogollón llegar sola» y rio estridentemente. Nos excusamos con las chicas y nos encaminamos hacia los servicios. Efectivamente Ester caminaba un con paso un poco alterado por el alcohol, pero nada imposible de controlar. Cuando llegamos, Ester se encaminó de inmediato a uno de los cubículos y yo me acerqué al tocador para verme al espejo, pero de inmediato Ester se dio la vuelta y me dijo «acompáñame, por favor». Debo admitir que me sorprendió pues no teníamos ese nivel de confianza, pero no lo pensé ...
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