Noelia - Relatos Eróticos

Noelia

... aparecieras, ¿No?!Me quedé sorprendido de su reacción, pero estaba jugando conmigo, pues en cuanto vio la cara que se me había quedado, se echó a reír.- ¡Eeeeh, que es broma! –Me dijo- ¡Te has quedado blanco!Se quedó mirándome, sonriendo, y viendo que no decía nada, me abrazó y me dio un beso en la mejilla.- Yo también te he echado de menos, Noe.- Venga, vamos a pasear.Estuvimos un buen rato hablando mientras caminábamos lentamente por la orilla, descalzos. Luego llegamos hasta el final de la playa, que terminaba en unas rocas, y nos tumbamos en la arena, cerca de la orilla.Llevábamos un buen rato tumbados, escuchando el sonido de las olas, cuando me volví para mirarla y me di cuenta de que ella también me estaba mirando. Contemplé su cara a la luz de la luna. Era preciosa. Sus ojos claros brillaban, y tenía los labios gruesos y húmedos. Me fijé en ellos, y me entraron unas irresistibles ganas de besarlos.- Hazlo. – Me dijo en voz baja.- Lo estás deseando.- ¿Que haga, qué? – Pregunté, embobado.- No te hagas el inocente. – Me dijo mientras me sonreía.- ¿Crees que no me he dado cuenta de tu reacción cuando me has visto esta tarde?- ¿Qué? Pero… ¡No! Yo no…- ¡Sssssh! – Me puso un dedo en la boca para callarme.Lo que sucedió a continuación fue increíble. De repente se subió encima de mí, se sentó sobre mi cintura y me dio un beso en la boca. Toda la sangre de mi cuerpo se empezó a acumular en una zona en particular. Ella se incorporó, se llevó la mano detrás de la espalda y la ...

... puso sobre mi polla. Soltó una risita al comprobar lo dura que estaba.- ¿Ves? – Dijo – Igual que esta tarde, aquí hay otro amigo que se alegra mucho de verme. Bueno, pues yo también te voy a presentar a un par de amigas que tengo aquí, y ya verás qué bien nos lo pasamos todos.Para mi absoluto asombro, se quitó la camiseta. Entonces descubrí que no se había puesto el bikini. Estaba desnuda, y sus increíbles tetas colgaban delante de mi cara. Las agarré con ambas manos, noté su peso. Eran tan voluminosas y tan suaves, excepto sus pezones, que estaban duros y rugosos. Los acaricié, y ella empezó a gemir.- Mmmm, sí, así me gusta, sí…Le eché las manos al culo, y seguí chupándole los pezones, haciendo círculos alrededor de ellos con la lengua, absorbiéndolos, dándoles suaves mordisquitos. Por sus gemidos y escalofríos, noté que todo aquello le encantaba, que se estaba poniendo realmente cachonda. A continuación se puso a frotar su entrepierna con la mía, lo cual me estaba excitando enormemente, y apreté mi verga contra ella, rozándonos a través de mi ropa.- Aaah, despacio, despacio. – Me dijo mientras se desplazaba un poco hacia abajo. – Quítate la camiseta.Hice lo que me dijo, me incorporé ligeramente, me saqué la prenda y la tiré a un lado. Ella me puso las manos en el pecho y comenzó a besarme lentamente. Poco a poco fue bajando, me besó el cuello, los pezones, y siguió besando mis abdominales, el ombligo. Al fin, llegó al borde de mis bermudas. Agarró el elástico con las manos, y ...