Noelia - Relatos Eróticos

Noelia

... a su altura, me agarré la verga, busqué con la punta, y en cuanto encontré el hueco empujé hacia adentro. La sensación fue magnífica. Su interior estaba húmedo y cálido. Ella se estremeció y curvó la espalda hacia arriba, gimiendo.- Mmmm! Aaaaah! Sí! Fóllame.Empecé el vaivén, lentamente al principio. Ella me agarraba de las nalgas y tiraba de mí, para que se la metiera hasta adentro. Yo mientras tanto la besaba en la boca, le besaba el cuello. Le lamía las tetas, le mordisqueaba los pezones. Al poco rato me separé un poco de ella, para poder aumentar la velocidad. Ella, aprovechando el hueco, se ensalivó el dedo corazón, y se lo llevó a la entrepierna, para acariciarse el clítoris mientras yo la penetraba. Se puso a gemir, y yo le imprimí un ritmo más rápido a mi movimiento. Eso le gustó. Sin parar de acariciarse me gritó:- Así! Así! más fuerte!Comencé a embestirla con más velocidad y fuerza. Se agarró las tetas, que se estaban balanceando de arriba a abajo. Su espalda volvió a arquearse de placer, y unos espasmos empezaron a recorrer su cuerpo, mientras gemía frenéticamente. Verla así me produjo una tremenda excitación, y sentí que iba a eyacular nuevamente.- Aaaah! Sí! Me voy a correr! Sigue! Sigue asíííííí! - Gritaba ella.No encontré fuerza de voluntad para detenerme. Se me nubló la vista del placer, y con unos últimos empujones hasta el fondo, me corrí dentro de su vagina. Nos quedamos mirándonos a los ojos, yo todavía dentro de ella, y empezamos a besarnos. Luego saqué mi pene ya flácido, y me tumbé a su lado. Nos cogimos de la mano mientras jadeábamos, felices.Nos quedamos un buen rato ahí tumbados, contemplando las estrellas y la Luna. Después, nos volvimos caminando lentamente por la playa, hasta que llegamos nuevamente a la palmera.- Hasta mañana! Me dijo. Y me dió un beso en la boca.- Hasta mañana!Me volví a mi chalet y me eché a dormir, esperando que llegara el día siguiente. Ni que decir tiene que aquellas fueron las dos mejores semanas de mi vida.