Noelia - Relatos Eróticos

Noelia

... me miró. Comprendí perfectamente lo que quería decirme, y levanté el trasero ligeramente. Ella tiró del bañador hacia abajo, y ahí estaba mi verga, tiesa como un mástil.Noelia la agarró con la mano por detrás y le dio un lento lametón, desde la base hasta el frenillo, donde se quedó unos segundos, acariciándolo con la punta de la lengua mientras me miraba con cara de lascivia. Aquello me estaba volviendo loco. Luego, de pronto abrió la boca, se introdujo toda la polla y comenzó a darle un lento vaivén, entrando y saliendo de la boca, y masajeándomela con la lengua. No pude aguantar aquello más de unos pocos segundos.- Aaah, Ah! Me voy a correeeerrmmmmh! - Grité entre espasmos de placer.Ella, sin hacerme caso, continuó dándole, hasta que me inundó una marea de placer y derramé toda mi leche en el interior de su boca. Nunca había experimentado nada comparable. Noelia siguió chupando lentamente durante unos segundos más, hasta que comenzó a bajarse la erección. Entonces se la sacó de la boca y pude ver que se lo había tragado todo. Se hizo un poco a un lado y me miró a los ojos.- ¿Te ha gustado? - Preguntó.- ¡Uuuuuf! - Contesté - Es lo mejor que me han hecho en la vida. Si llego a saber que me ibas a dar este recibimiento, habría estado aquí todos los años, aunque hubiera tenido que venir andando.- Pero, ¿No pensaras que hemos terminado, verdad? - Me dijo.Al momento se levantó un poco y gateó hasta ponerse a mi altura, sin dejar de mirarme. Me agarró de la muñeca, y puso mi ...

... mano entre sus piernas. Comprobé lo húmeda que estaba. Empecé a masajearle el coño con un dedo, formando círculos suavemente sobre su clítoris, o introduciendo un poquito la yema del dedo en la entrada de la vagina. Ella gemía, con los ojos cerrados. Estaba excitadísima, y eso me encantaba.- Túmbate - le dije.Se dió la vuelta y se abrió de piernas. Entonces pude ver su coño. Era rosado y lo llevaba rasurado, excepto un triangulito de pelo corto que se había dejado en el pubis. Sin pensármelo, enterré mi cara entre sus muslos y comencé a lamerle su sexo. Le lamí por todas partes. Espontáneamente le introducía todo lo que podía de mi lengua en la vagina, y eso la volvía loca. Estaba húmeda, y gemía de placer. Centré la atención de mi lengua en su botoncito. A juzgar por sus gemidos, aquello le encantaba. Entonces puse el corazón y el anular sobre la entrada de su húmeda vagina, noté que ella cogía aire, y lentamente le introduje los dedos, sin dejar de lamerle el clítoris.- Aaaah sí! Me encanta! Sigue así, sigue así!Y seguí así, durante unos pocos minutos. Le metía y le sacaba los dedos, mientras le seguía lamiendo el botoncito. Su excitación fue en aumento, cada vez gemía con más ganas, y unos espasmos recorrían su cuerpo. Cuando me quise dar cuenta, mi polla volvía a estar dura como una piedra. Y parece que ella me adivinó el pensamiento.- Mmmm! Si! Ahora fóllame. - Me dijo - Méteme esa polla!Me desplacé hacia arriba, lamiéndole el ombligo, el vientre, los pechos. Cuando me puse ...