1. Ilustrísima señora


    Fecha: 01/03/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... las zonas de babor se detuvo a contemplar el horizonte. Se apoyó en la barandilla, dejó el vaso en el suelo y se inclinó ligeramente. Al poco tiempo se sintió observada, se giró y allí estaba de nuevo el mismo hombre mirándola con más descaro, si cabe, que antes. Esta vez recorría con su ardiente mirada todo el cuerpo de Rosa. Ella vio cómo se mordía el labio inferior con gesto lascivo. Se dijo que para descarada ella. Decidió apoyarse con los codos en la barandilla dándole la cara y haciendo movimientos con el muslo derecho, al tiempo que le miraba fijamente y le ofrecía una sonrisa desafiante. Él dio un paso hacia delante y Rosa se asustó y se alejó con paso rápido hacia unas escalerillas que daban acceso a la cubierta superior. Cuando comenzaba a ascender notó una mano caliente que le sujetaba el tobillo. Era él mirándola de abajo arriba recorriendo con mirada lasciva sus muslos, su culo, sus caderas, su espalda y sus ojos. Le recorrió una sensación de calor extraño por sus venas y le espetó: "¿qué hace usted? ¡suélteme!" Con voz grave y lenta pronunciación él le dijo: "vengo observándole desde que entró en el barco y me tiene usted loco" Mientras decía esto su mano derecha había ascendido lentamente desde el tobillo hasta por encima de la rodilla y había aproximado su pecho al muslo derecho de ella. Su cara estaba a la altura de los riñones de Rosa y ella podía sentir su aliento en sus nalgas. "por favor, déjeme" le dijo ella tímidamente. "A un hombre como yo no se le ...
    ... puede provocar así, señora" Él ya había sujetado la barandilla izquierda y con su mano derecha iba recorriendo el muslo derecho de Rosa: Primero por la parte posterior has el nacimiento del culo y luego por la parte interior, que la recorría en movimientos de arriba abajo al tiempo que le decía: "llevo sin probar hembra desde hace más de tres meses y yo no soy hombre acostumbrado a hacerme pajas. Cuando tengo delante a una hembra como usted no me limito a mirarla, me la follo y a otra cosa, mariposa. ¿ha entendido usted bien, señora? ¡me la follo!. Ella se apercibió de que aquél era un hombre rudo con escasa educación, pero en aquel momento se sentía atrapada como en una tela de araña sin poder moverse. Los movimientos de la ardiente mano de aquel hombre le estaban excitando muchísimo. No le dio tiempo a pensar nada más. Aquel marinero le había metido la mano por detrás entre los muslos y le estaba acariciando violentamente el coño. Había separado la tirilla del tanga y asía todo el coño con la mano. Deslizó todo el brazo hacia el vientre de Rosa y lo movía de atrás hacia delante rozando todo el coño de Rosa. Eso la enloqueció. Mientras le palpaba la parte interior de los muslos y el coño con el roce de su musculoso y velloso brazo le iba susurrando al oído: "Está usted buenísima y no voy a desaprovechar la ocasión. No diga nada porque yo lo negaré todo. Además, usted es una señora muy importante y no querrá tener problemas, ¿verdad? Rodeándola con los brazos finalizó: "No se ...
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