1. Ilustrísima señora


    Fecha: 01/03/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... arrepentirá de nada, señora". Sin bajar de las escaleras se puso a su altura y le arrimó sus ya duras partes al culo de Rosa. Ella notó excitadísima cómo él iba restregándole por las nalgas aquel bulto que le hinchaba el pantalón, al tiempo que la había tomado por sus pechos apretujándoselos, acariciándoselos y jugueteando con sus pezones. Le puso los dedos en la boca y le susurró al oído: "te voy a follar de tal forma que no lo vas a olvidar nunca" El calentón de Rosa iba en aumento. Le faltaba la respiración. Él la sujetó fuertemente, la bajó de las escalerillas y la metió en una cabina para los mecánicos situada justo debajo de la escalerilla. Encendido de deseo, la giró con sus brazos y la apoyó contra la pared sujetándole los brazos en alto. Recorrió con mirada lasciva su boca y sus pechos. Ella aspiró su aliento, tocó los labios con la punta de su lengua y, poco a poco enardecida, la deslizó más adentro. Aquel beso infundía tal calor a sus venas que hubo de agarrarse a su cuello para no desmayarse, al tiempo que levantaba su muslo izquierdo y abrazaba con él el cuerpo de aquel macho que la estaba excitando sobremanera. Todo ocurrió rápidamente. Él continuó besándole la boca, comiéndosela ardorosamente, chupándole la lengua, mordiéndole el cuello de izquierda a derecha a la vez que le sujetaba los glúteos y la atraía hacia sí restregándole aquel miembro descomunalmente tieso que pugnaba por salir del pantalón. Rosa lo sentía tan vivo que notaba cómo su coño ardía y ...
    ... chorreaba de placer. Aquel hombre la cogió violentamente y la colocó encima de una mesa de carpintero llena de gomaespuma. Le sujetó los brazos y comenzó a comerle los pechos con pasión. Los suspiros y jadeos de ambos se entremezclaban. Le volvía loca que le mordisquearan y chuparan los pechos de aquella forma. Su placer crecía. Aquel rudo marinero la estaba transportando a otra galaxia. Comenzó a besarle el vientre y los costados diciéndole: "te voy a comer el coño" ¿sabes cuánto tiempo hace que no veo un coño? ¿eh? ¿eh? al tiempo que le quitaba violentamente el tanga. Le abrió los muslos y comenzó a morderlos y a besarlos ardorosamente por su cara interna hasta que aproximó su boca a aquel órgano abierto, rojo, húmero, hambriento y tembloroso. Metió de golpe todo el coño en su boca como si quisiera tragárselo. Lo chupó como un poseso, frotando con la lengua el excitadísimo clítoris de Rosa. Ella arqueó su cuerpo y su cabeza giraba de un lado a otro por el placer que le producía aquella violenta y excitante comida de coño. Sus gemidos y gritos excitaron todavía más al marinero que le sujetó con ambas manos los glúteos y los muslos y seguía pasándole la lengua por el coño. De pronto, dando un gran rugido, aquel macho se irguió, se bajó sus ligeros pantalones blancos con rapidez, se quitó los calzoncillos azules y mostrando un gran pene erecto, descapullado, con un glande rojo y goteante, le dijo balbuceando de excitación: "te voy a follar" "te voy a meter un polvo como no lo ...
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