1. El tío de mi amigo


    Fecha: 18/04/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... y para solucionarlo se montó encima de mi espalda y me hizo girar la cabeza, con su boca buscó la mía y me la tapó con sus labios húmedos. Me metió la lengüa enseguida y yo dejé de gritar. Mientras me besaba sentí cómo la pitón se deslizaba más y más adentro. El dolor remitió y se transformó en una gran molestia que me llenaba todo. Con pequeños movimientos de cadera me empotró su miembro hasta los cojones. Ya había llegado al límite y gracias a mi propia saliva en su vergota y a la suya en mi orificio, no pude detener la invasión. Su pecho peludo pegado a mi espalda me daba morbo, me gustaba. Su boca rodeada de aquella sombra de barba me chupaba la lengüa, sus manos metidas debajo de mi pecho me pellizcaban los pezones..., me aflojé del todo y lo dejé salir un poco, volver a entrar, volver a salir..., un latigazo de placer me llegó al cerebro, y luego poco a poco él fue aumentando la velocidad. Cuando emití mi primer gemido de gusto, él dejó mi boca y poniéndose de rodillas entre mis piernas abiertas comenzó a follarme con más ganas - ¿Lo ves...? sabía que te iba a gustar..., putita... - ...ahhhh,... ahhh..., Me colmaba el culito que se abría mucho para recibir su gran polla. Con movimientos precisos metía y sacaba, metía y sacaba, metía y sacaba..., sin darme tregua. Me dijo: - Nena..., me das mucho gusto... – y bajaba hasta mi pelo con una de sus manos y me lo cogía y enredaba entre sus dedos. Mi larga melena rubia y mi postura a cuatro patas como una perrita, con las ...
    ... piernas abiertas y el pecho y la cabeza sobre el colchón, los brazos abiertos descansando a ambos lados de mi cabeza, donde sólo el culo sobresalía más alto que el resto gracias a la almohada, me hicieron pensar que así era como sentía una mujer cuando la penetraban y me calenté. Pensé en Carlos, en mis amigos, en mis padres, si me vieran ahí dejándome montar por aquél camionero de 45 años. Me dio vergüenza y me excité más. Ya no le puse ninguna resistencia, al contrario, trataba de levantar más el culo para que me entrara directamente toda, hasta las pelotas. Y lo conseguí. En cada embestida los pelos negros y gruesos de encima de su polla se pegaban a mi rajita, los testículos bamboleantes me golpeaban por atrás como campanas y me recordaban a cada golpe lo que me estaban haciendo. David se echó encima de mi espalda y volví a sentir su pecho peludo sobre mi espalda suave. Acercó la cabeza a mi nuca y me la besó, luego subió hasta una oreja y me la chupó. Me olía el pelo, me besaba la nuca y volvía a chupetearme el lóbulo de una oreja. El que no lo ha experimentado nunca, no sabe el placer que se siente cuando un hombre peludo te tiene bien ensartado por el culo con una enorme polla que mete y saca mientras te chupa una oreja. Te cagas de placer. Te entregas y quieres que no termine nunca. Así, boca abajo, con él encima, levanté un brazo y dirigiéndolo a mi nuca toqué la suya que estaba encima. Le toqué el pelo y le acaricié la cara, la barba. -¿Te gusta..., eh...? nenaza... - ...
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