1. El tío de mi amigo


    Fecha: 18/04/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mi boca hasta los huevos y me daba sedientas y hondas lengüetadas húmedas que me provocaban un intenso placer. Se detenía, cruzaba sus manos encima de mis caderas y me aplastaba el trasero contra su cara y yo sentía su barba pinchando alrededor de mi ano y en el centro sus labios que besaban, su lengüa que entraba y salía rápida. Me gustaba, me gustaba mucho! Volví a la tarea y se la comí con voracidad, le había crecido mucho y estaba en todo su esplendor, dura, erecta y bien mojada por mi saliva. Yo no había pensado en lo que pasaría después, simplemente me había dejado llevar por el momento, así que cuando me dijo: - Nena..., no aguanto más..., te la quiero dar por el culo... Me asusté y girando la cabeza lo miré sorprendido. Salió de debajo de mí y me dejó a cuatro patas encima de la cama. Me abrió las piernas, cogió la almohada y me la puso debajo de la polla, esto provocaba que mi trasero quedara bien levantado y expuesto, como ofreciéndose. Con un hilillo de voz le dije: - ...no..., David..., no quiero... - Claro que quieres..., lo estás deseando! - ...yo..., no..., me vas a hacer daño... - No, te lo haré despacio – con sus dedos me abría el agujerito y era raro pero no me dolía. - ...por favor..., por favor..., tengo miedo... - Vamos a hacer una cosa..., te meto la punta nada más..., si te duele me lo dices y te la saco ¿OK? - ... - Dicen que se siente un gran placer..., que el que lo prueba repite..., te lo voy a hacer con mucho cariño..., ¿vale? - ...no sé... - ...
    ... Venga hombre..., te lo mojo bien así... Me escupió un chorrito de saliva que me refrescó el ano y me metió un dedo, después otro. Me lo estuvo trabajando un rato hasta que me aflojé. Nunca me habían dedeado y me gustó. Cuando sentí que me apuntaba la polla directamente a la puerta y me tocó el ojete con la punta, apreté el culo mucho, pero él hizo fuerza y obligó a que mi anillo se abriera. Yo sentía cómo mi esfínter le aplastaba la cabeza y ésta se estrechaba y contraía para entrar. Empujó un poquito y todo el glande se coló dentro de mí. Hasta ese momento no pasaba nada, era un deslizarse suave de la piel del glande en la pequeña boca de labio redondo de mi trasero, que se abría para recibirlo. Pero cuando pasó la cabeza y mi culito se estrechó para volver a su posición natural, se encontró con la gruesa columna dura del cuerpo de su pene. - ...ay..., ayyyy..., me duele... - Shhhh... aguanta un poco. - ...no..., no puedo..., me duele!... - Calla, un poquito más..., toma! – empujó y me la metió de un envión hasta la mitad. Comencé a gritar y a chillar. - ...ayyyy...., ayyyya..., ay..., sácamela, no puedo aguantar!..., ay... sácamela..., sácamela por favor...! – Era horrible sentirme tan abierto por detrás, como si me estuvieran metiendo el mango de un remo o un bate de béisbol. Me puse a llorar y mis gruesos lagrimones se derramaron sobre la cama - ...me dijiste que me la sacarías...!..., por favor..., me duele..., te lo suplico... Yo chillaba tanto que David temió que me oyeran ...
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