1. Armando...


    Fecha: 20/04/2018, Categorías: Gays Sexo con Maduras Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... pene erecto, entrando nuevamente en mi ano, ayudado por la lubricación de su última corrida. Hasta ese día nunca había conocido el sexo, ¡pero ahora sí estaba aprendiendo!Ayudado por sus manos, subía y bajaba sobre su poste como un poseso, mientras con mi mano derecha me masturbaba enérgicamente, llevndome a prorrumpir en gritos de delirio, al tiempo que me taladraba con su tremendo instrumento.Don Armando se remeneaba al sentir su verga dentro de mí. Brincaba en la cama y se retorcía como una serpiente. Seguí masturbándome furiosamente, hasta que tuve mi orgasmo. Pero no me detuve y continué subiendo y bajando con avidez, haciéndolo temblar y sacudirse como una hoja al viento.El, agarrando mis nalgas y apretándome el culo, guiaba mi ritmo. Estaba en el paraíso. De pronto, sin poder contenerme, en forma jadeante, experimenté mi primer orgasmo anal y con voz trémula, grité:- ¡Ya! ¡Yaaaa!Al terminar el paroxismo, me desconecté y nos acostamos uno a la par del otro, con su cabeza en la ...
    ... almohada y mi cabeza sobre su pecho. Después de estar un rato abrazados, con nuestros cuerpos unidos, respirando agitadamente, recreándonos en el placer experimentado, me besó y, luego, abrazados, nos quedamos dormidos.Al despertar, noté que estaba amaneciendo. Busqué a mi compañero, pero el lecho estaba vacío de su lado. Me levanté desnudo, fui al baño y tomé una ducha. Cuando salí, el ya había ordenado el desayuno.- Come -me dijo-. Mientras tanto, yo arreglaré la alcoba de tu madre.Mientras desayunaba, dejé divagar mi mente sobre los acontecimientos de la noche anterior y de sólo pensar en ello, me sentí excitado otra vez.- ¡Caramba! -exclamé para mí. Había pasado la noche con el novio de mi madre y, peor aún, al pensar en el, estaba deseando hacerlo otra vez y muchas más.Estaba terminando de comer, cuando mi madre llegó a casa. Don Armando la recibió con cordialidad y mi madre le agradeció mucho el haberse ocupado de mí.- No tengas pena -le respondió don Armando-. En realidad, fue un placer. 
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