1. El que me hizo mujer en todos los sentidos


    Fecha: 18/06/2018, Categorías: Incesto Autor: Zareth, Fuente: CuentoRelatos

    ... pronto. Yo aprovechaba que en las tardes al regresar del colegio estaba sola, me desnudaba y maliciosamente dejaba las cortinas del apartamento ligeramente abiertas para que los vecinos pudieran verme como Dios me trajo al mundo, en especial un señor ya de unos cuarenta años que madrugaba a las cinco de la mañana, hora en que yo me levantaba, para mirarme mientras me vestía para ir al colegio, pues el bus me recogía a las seis am. Creo que ese pobre hombre todavía debe estar masturbándose con mi recuerdo, y me agrada saberme deseada de forma subrepticia; me excita que me miren, pero siempre mantuve la distancia necesaria para entregarme a cualquier hombre. Soy seguramente una exhibicionista, y también lo acepto, porque me gusta, y precisamente cuando sé que me han observado, me excito y procedo a masturbarme ya sin que me vean, claro está. Mi padre por lo regular viajaba cada dos meses a vernos y permanecía los fines de semana con nosotras. Paseábamos, salíamos a cine, al parque y a todas esas cosas que hacen las parejas normales. Por las noches le pedía que me contara un cuento antes de dormirme, lo abrazaba y podía darme cuenta de todo lo que significaba para mí, estar al lado de ese hombre, alto, bien parecido pero extremadamente serio, aunque muy tierno conmigo. Me encantaba que me sobara la cabeza con sus manos para dormirme y le pedía que me masajeara la espalda y la colita pues esto aparte de ponerme muy loquita me hacía dormir plácidamente. En las mañanas yo era la ...
    ... primera que me despertaba, entraba a su cuarto para tomar mi baño, dejaba la puerta abierta y salía en toalla para vestirme en mi cuarto. Sé que él, a pesar de haberme visto desnuda desde niña evitaba fijar sus ojos más de lo debido en mí, y volteaba su rostro por el respeto que me tenía. Muchas veces me recosté en su cama sorpresivamente y comprobé que tanto él como mamá dormían desnudos, lo cual me daba una sensación de placer inigualable, ya que por lo regular cuando ellos creían que yo dormía, hacían el amor y yo escuchaba pegada de la puerta, como mi madre le pedía cosas con las más grandes vulgaridades que jamás pensé que ella fuera capaz de pronunciar. Era normal que yo también hiciera lo propio en la soledad de mi cuarto, y en algunas ocasiones dejé volar mi fantasía imaginando que entraba desnuda, me acostaba con ellos y hacíamos un delicioso trío, hasta que quedáramos rendidas de tanto amarlo. De hecho eso quedó en fantasía pues mi madre y él jamás hubieran aceptado tal cosa. Para no alargar la historia, lo cierto es que cuando cumplí dieciocho años, mi padre viajó a vernos y decidieron que saldríamos de la ciudad por todo el fin de semana. El sábado de madrugada tomamos el auto de mi madre, y ella me pidió que me hiciera en el asiento derecho delantero, pues por estar bebiendo la noche anterior, y haciendo el amor como una puta con mi padre, estaba indispuesta y quería dormir en el asiento de atrás durante el viaje. Muy obediente acepté acompañar a mi gran amor ...
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