1. La fiesta del cole


    Fecha: 15/07/2018, Categorías: Incesto Autor: historiasanonim, Fuente: RelatosEróticos

    ... Hacía más de un año que no me tocaba ningún hombre y empecé a fantasear con la situación. Seguía notando su verga dura contra mi culo. Mientras tanto, la mano que agarraba mi brazo comenzó a deslizar, pasando por mi cadera, rozando mi culo y llegando hasta mi muslo. Poco a poco iba acercándose a la cara interna de mi pierna, yo cada vez estaba más excitada y mis bragas comenzaban a humedecerse. - ¿Sería Miguel Ángel el que me estaba haciendo esto?, en más de una ocasión le había pillado mirándome en el colegio cuando iba a recoger a los niños a la salida. Pero no podía ser, Miguel Ángel era de mi estatura y la persona que tenía detrás era muy alta. ¿Y si fuese Alberto? Pensar en que fuese él me ponía aún más cachonda. Alberto era el sueño erótico de todas las madres del colegio. Hacía triatlones, estaba muy bueno y además tenía unos ojos azules que podían derretir a cualquiera. La mano comenzó a subir, arrastrando el vestido tras de sí. Yo apuntaba con la cámara al escenario, pero hacía rato que no hacía ninguna foto. El primero de los dedos rozó por el lateral del tanga mis labios mayores, siguiéndole el resto de los dedos de la mano. Pudo comprobar que estaba muy mojada, retiró su mano y escuché como se la lamía, para de inmediato, volver a dónde lo había dejado. Esta vez con uno de los dedos retiró mi tanga, separó los labios del coño y comenzó a masturbarme. La otra mano agarraba una de mis tetas por fuera del vestido, eran tan finos el vestido y el sujetador, que podía ...
    ... notar perfectamente sus dedos jugando con mi pezón. Estaba en éxtasis y deseaba sentir esas manos sobre mi piel desnuda. Disimuladamente me solté el sujetador y lo guardé en el bolso. Mis pezones estaban tan duros que se podían ver perfectamente a través del vestido. Me daba igual, sólo pensaba en lo que estaba sintiendo después de tanto tiempo. Seguía masturbándome y sobándome las tetas, yo gemía aprovechando los aplausos de la gente que nos rodeaba. Cuando la gente se callaba, se escuchaba el ruido de sus dedos en mi coño húmedo: chof, chof, chof.. Volvió a retirar sus manos de mi cuerpo por un momento, las metió por debajo de mi vestido y deslizó mi tanga hasta mis pies. Yo me agaché y lo guardé junto al sujetador. Sentí como se bajaba la cremallera del pantalón, sacó su polla, volvió a levantar mi vestido y la arrimó a mi raja. Agarrándola con la mano la deslizaba entre mi raja con la destreza de un experto. Cada vez que arrimaba la punta de su polla a la entrada de mi coño me temblaban las piernas. Yo no podía más y aprovechando su juego, según tenía la punta de la polla en mi coño, me incliné y eché mi culo hacia atrás. Tenía una buena polla, sin embargo, entró hasta el fondo sin ningún problema. Hacía mucho que no sentía una polla dentro de mí. Él, empezó a bombear su polla en mi coño, yo no podía más, tenía que morderme el labio para no gritar. Aceleró sus embestidas, justo terminaba una actuación, la gente aplaudía. – Me corro! Susurré echando mi cabeza hacia atrás. – ...