1. Cogiendo con mi ahijada


    Fecha: 20/07/2018, Categorías: Incesto Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    La primera vez que cogimos con Gisel, fue el día que cumplía sus 20 años. Lo recuerdo, pues fue su madre la que me pidió de favor que le comprara un pastel de su parte. Gisel tenía ya alrededor de dos años viviendo conmigo. Su madre o mi comadre me la habían encargado por aquella época, pues Gisel asistía a una universidad cerca de mi casa y ellos vivían a dos horas del campo universitario. Un buen día vinieron a visitarme y a pedirme de favor si le rentaba una habitación, pues no querían que su hija estuviera en los dormitorios de la universidad, y el campo de mi casa solamente está a 20 minutos en coche. Ya dos años viviendo juntos, ya Gisel había dejado de llamarme Padrino, pues yo fui su padrino para cuando ella cumplió sus 15 años y ya para este tiempo con mucha confianza me llamaba Tony. Aquel día de su cumpleaños, les pedí a los del restaurante, que le hicieran un pastel a Gisel y nos fuimos juntos a celebrar por la tarde. Debo reconocer que Gisel en una chica muy linda: piel de tez clara, cabello rubio, unos labios carnosos que siempre los cubre con un brío incoloro, una pequeña nariz puntiaguda que va acorde con su bello rostro y con un cuerpo que ha desarrollado a sus veinte, con bustos de mediano tamaño y un trasero muy bonito, el cual algunas veces he visto en bikini cuando baja a nadar a la piscina. No creo que sobrepase las 110 libras y quizá medirá un metro con 55 centímetros. Nunca me ha hablado de novios y las veces que ha traído a compañeros de la ...
    ... universidad, regularmente o la mayoría han sido chicas de su edad. Nunca me ha llamado la atención sexualmente, pues creo que mi actividad sexual con muchas otras mujeres, no me daba el tiempo o no me dieron la motivación de mirar a la pequeñuela Gisel. Recuerdo que en los primeros meses entré a su cuarto cuando sabía ella estaba en clases. Cuidadosamente esculqué sus cosas, más que todo, para ver si encontraba drogas ilegales, aunque honestamente nunca me dio motivos, pero siendo extra cuidadoso, pues con aquella excusa entré. Recuerdo esculqué su ropa sucia que tenía tan bien doblada como la ropa limpia en su gavetero. Vi su ropa interior y como dejaba esa mancha blancuzca de sus jugos vaginales en esa parte que regularmente la cubren de algodón, para no irritar el sexo de una mujer. Aquella vez también le encontré entre sus cosas un consolador con vibrador a tres escalas de un mediano tamaño. Imaginé como desaparecía aquel objeto entre los labios jugosos de la pequeña Gisel. Obviamente, aquello me llenó de morbo, pero un año y medio después, no había intentado con traspasarme de los límites que aparentemente existían entre mi ahijada y yo. El día de su cumpleaños, ese día que cumplía sus 20 octubres, aquel día fue diferente. De repente sentí que la pequeña Gisel era otra, especialmente después que consumió su tercera margarita, que por cierto estaba bien cargada. Yo con dos tuve, pues también debía de manejar para la casa, pero la pequeña Gisel en los 10 minutos que nos tomó llegar ...
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