1. Un beso y más: El juego de Emmanuelle


    Fecha: 15/08/2018, Categorías: Erotismo y Amor Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... despedimos temprano, pues el siguiente día era la boda y nos dimos un beso, casi rozando los labios el cual me sorprendió. Creo que ella lo quería igual que yo, pero ninguno de los dos nos atrevimos. Pasó el protocolo de la ceremonia y llegábamos a la hora final de la recepción, la cual tuvo lugar frente al mar del Pacifico, en una zona exclusiva de San Juan Capistrano. Sentí más cerca la presencia de Emma y por alguna razón me pidió que la acompañara a los jardines del lugar, mientras me daba indicaciones de cómo proceder: -Tómeme de la mano; actué como si fuésemos pareja. Muéstrese más cariñoso conmigo por favor. – Yo asistí y le puse mi mano por su cintura. Paramos y ella seguía dándome instrucciones en voz baja y lo único que vi, era un grupo de jóvenes a nuestro alrededor quienes departían unos tragos y fumaban algunos cigarrillos. Teníamos un par de minutos afuera cuando de una manera muy sorpresiva Emma me pide que le bese y con ese sentido de un jovenzuelo lleno de inseguridades le he besado sus labios, pero Emma pasa ese límite que quizá yo esperaba y siento su lengua queriéndose hacer espacio en mi boca. Le correspondí, aun en ese estado le correspondí y mi paquete reaccionó, pues al sentir ese beso, esos pechos puntiagudos contra el mío me excitó. No sé si fueron cinco o diez minutos y me excito aún más cuando ella me dice al oído: - Tony, baje un poquito sus manos hacia mis caderas, actúe como que si las deseara. Realmente las deseaba y aquel juego o broma me ...
    ... estaba ya gustando. No sabía cuál era el límite, pero yo no solo puse mis manos en su cadera, yo froté con delicadeza su bonito trasero y sentí ese grosor del relieve de su bikini debajo de ese vestido rojo bien ceñido a su sensual cuerpo que apenas llegaba a su rodilla. No sé si aquello le habrá excitado, pero ahora su lengua y la mía se enredaban como no queriendo soltarse. De hecho, le besé el cuello y no sabía si me había sobrepasado y solo pude observar como la piel de sus brazos se erizaba y ella me volvía a besar. Asumí que a alguien le quería dar celos o por lo menos a alguien quería definitivamente alejar. No sabía las razones del por qué, pero eso ya no me importaba. El problema que después de sentirla entre mis brazos, sentir su aliento, el perfume de su piel, me llegó la imagen de su bikini olvidado, el cual olí para rescatar ese olor exquisito de su sexo. Con mi miembro erecto y no sé si ella lo notó pues yo vestía un chaleco, me había elevado el calor que lo único que deseaba era comerme su conchita, quebradle el culo y oír esos gemidos y jadeos al hacerle llegar al paraíso. Sentí que no estaba tan lejos de aquel deseo, especialmente cuando ella me preguntó: - ¿Qué hace después de la recepción? - Ir a descansar, mañana debo de tomar un vuelo para mi casa. - ¡Pensé que venía manejando! ¿Y el coche? - Es rentado… si es igual al mío. - ¿Pensé que tendríamos un día o dos que compartir? - ¡Puedo postergar el vuelo si tú me lo pides! - ¿Puede? Creo que no hacía falta que ...
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