1. Mezcla de sensaciones: sexo y morbo


    Fecha: 19/09/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Sconvix, Fuente: CuentoRelatos

    ... aquella postura me hizo asemejarme metafóricamente al taladro de la obra. Y, cual "peli" porno, la penetré una vez tras otra durante incontables minutos y alaridos hasta que explotó de nuevo. "¡Sácala, corre!", dijo Noa con premura al ver que mis alaridos anunciaban mi corrida. "¡Sí, aaah!", expresé como pude y sin dudar, no conocía sus intenciones pero sabía que acabarían en algo tremendo. Hizo que le plantase, allí aún en el suelo, mi polla delante su cara, la agarró con fuerza con su mano derecha y la masturbó con tal rapidez y contundencia que emití todo un torrente de blanca leche sobre su rostro y su relamedora boca. Entonces sí, sí que me dejé caer reventado sobre ella, sudando como cerdos. Antes de partir Por la tarde noche salía mi tren, y dentro debía ir yo con un amplio y generoso recuerdo de mi viaje a Barcelona. Llegaría a Málaga de madrugada y, muy probablemente, con una sonrisa en los labios de oreja a oreja. Nos movíamos de una lado para otro de la casa haciendo maletas y, cada vez que nos cruzábamos, "piquito" de rigor. Así transcurrió la mayor parte del tiempo y, una vez hechas las maletas, fue llegando la hora del fatídico e irremediable adiós. Pero siempre está la última carta, o la última partida por jugar. Así que le sugería algo: ducharnos. Sus ojos se encendieron cuales brillantes diamantes a la luz de miles de fotones y, sin ni la más leve afirmación, tomó mi brazo y me condujo hasta el cuarto de baño. Nunca antes me había desnudado tan rápido. Mi ...
    ... verga volvía a erguirse casi incomprensiblemente y la necesidad de follar resurgía en mí cual ave Fénix. Me metí en la ducha y, a pesar del reducido espacio que ofrecen los platos de ducha, logramos pasar un momento tan lleno de amor como de vicio. Nuestras manos se deslizaron ágiles cuales serpientes reptando sobre la piel del otro extendiendo el suave líquido del aceite corporal, embadurnándonos de ese mejunje extraordinario que tanto empleo en mis masturbaciones y que tanta excitación me provoca. Recuerdo su mano pajeándome y pringando por completo mi falo a la vez que éste se volvía más y más duro, incrementando el grosor de sus venas y llevando una mayor cantidad de sangre a un miembro nunca muerto durante aquel par de días mal contados. Nos abrazábamos como si de la última vez se tratase, uniendo nuestros cuerpos pintados de un líquido transparente, chorreando, a punto de formar una única carne, colapsados en el éxtasis que representa el sentir a otra persona en todo su ser y sumergirte en ella, formar parte de ella. Me es imposible especificar qué parte besé, cual acaricié y adónde fueron a parar mis extremidades. Mis ojos se cerraron y me sentía en una gran orgía donde cada centímetro de mi piel era correspondido con el grácil roce de otra piel. Cuando nos quisimos dar cuenta ambos habíamos dejado escapar flujos de cada uno de nuestros sexos. Observando sus nalgas con mis ojos al fin abiertos, había llegado de utilizar un agujero hasta ahora poco aprovechado. Apoyándose ...