1. Desafío de galaxias (capitulo 35)


    Fecha: 24/09/2018, Categorías: Grandes Series, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... impacto ha averiado el control ambiental y el calor interior ha debido ser infernal. —Ahora mismo vamos a que te vean los doctores, —afirmó Anahis. —No, no… —¡Si, Si! Ya lo creo que vas a ir. —¡Joder tía…! —comenzó a protestar, pero no pudo seguir porque al salir del traje las piernas no la sujetaron y no se cayó al suelo porque el escolta, un sargento de Almagro que estaba con ella desde el comienzo de la guerra, la agarró y la cogió en brazos. —Vamos al hospital, —ordeno Anahis alarmada poniéndola la mano en la frente— creo que tiene fiebre ¿la puedes llevar? —Pues claro: la llevo donde sea. —Tengo ganas de vomitar. —Tranquila mi amor. En el hospital los médicos que se ocuparon de ella se alarmaron mucho con su estado. —Tenía que haber abandonado la lucha, —dijo el médico jefe a Anahis, un mandoriano que estaba en el Fénix desde el principio y que ya las había curado heridas varias veces— ha estado a punto de sufrir un colapso, la ha salvado su buen estado físico. —¿Y ahora como está? —Tranquila Anahis, se recuperara, pero tardara unos días, ha perdido casi un 10% de peso y eso es una barbaridad. —¿Cuándo me la puedo llevar a su camarote? —Por ahora no, está sedada ...
    ... y la hemos puesto hidratación intravenosa, como mínimo estará aquí cuarenta y ocho horas. —No va a querer estar aquí tanto tiempo doctor, con el ejército luchando en Beegis. —Anahis, ella es la comandante en jefe y muy pocas personas hay en la República por encima de ella, y yo, como médico jefe, soy una. Te aseguro que va a estar aquí hasta que yo la dé el alta. —Pues la tendremos que atar a la cama, —sonrío Anahis. —No es necesario, la mantendré sedada. —¿Te importa que me quede aquí con ella? —Claro que no, puedes quedarte todo lo que quieras. Dos días después, Marisol, visiblemente enfadada y del brazo de Anahis, entraba en el camarote que compartían. —¿Cuánto tiempo tienes pensado estar sin hablarme? —preguntó Anahis con sorna mientras la ayudaba a sentarse ante el ventanal. —¡Me habéis drogado! —No te hemos drogado, estabas sedada… suavemente. —¡Unos cojones! Si se me caía hasta la baba. —No seas cabezona, que no se te caía. Contesta ¿Cuándo me vas a hablar? —¡Ya lo estoy haciendo! —contestó enfurruñada. —No, como haces siempre, con amor, ¿o es que ya no me quieres? —preguntó mientras la abrazaba. —Pues claro que te quiero… pero me drogasteis. —¡Joder que pesada! 
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