1. La miliciana


    Fecha: 18/10/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... Carmen; "Así, Carmen, niña, así, ay, niña, Carmen, así"; "Así, Desiderio, así, no pasarán, Desiderio, así, sí, sí, s-sí." El grito de Desiderio al derramar su semen en el interior del culo de Carmen, y la igualmente ruidosa respuesta de ésta al sentir que su hombre se corría, fueron oídos en el campamento enemigo; "Parece que lo pasan bien", dijo un navarro al rifeño; "Sí", respondió éste mirando a la luna con fijeza mientras grababa en su memoria el lujurioso grito femenino que había sobrecogido su pecho, insuflándole un íntimo anhelo. Desiderio y Carmen volvieron al barrio y se despidieron hasta el día siguiente para frenar la más que posible ofensiva de los rebeldes. Se citaron a las 6 de la mañana; allí, en la barricada, el enemigo encontraría a medio centenar de milicianos capaces de defender Málaga hasta su última gota de sangre. "Hasta mañana, Carmen"; "Hasta mañana, Desiderio"; se dieron un sonoro beso en los labios y se separaron: Carmen dirigió sus pasos hacia su casa en el corralón; Desiderio, hacia el edificio donde pernoctaban otros milicianos. Carmen caminaba erguida por la calleja adoquinada llena de desperdicios: los servicios municipales de limpieza hacía semanas que no desempeñaban su trabajo: la guerra lo ocupaba todo. Llegó al portal del corralón y enfiló la primera escalera a su derecha, pero algo la detuvo: alguien debía tener encendida la radio a esa hora de la noche, pues podía distinguir la voz de Imperio Argentina entonando "El día que nací yo"; no ...
    ... obstante, pudo escuchar un quejumbroso lloro que provenía de algún rincón del patio común. Sí, no había duda; alguien emitía una ronca súplica lastimera. Carmen oteó el espacio hasta descubrir sentado en un rincón a Antonio, un muchacho mayor que ella al que le gustaba la poesía, de hecho algunos versos le dedicó alguna vez. Antonio iba casi desnudo, sólo unos calzoncillos cubrían sus partes. Carmen se acercó y se sentó junto a él. "Antonio, no llores, la guerra terminará; "Ay, Carmen, niña, no quiero que me maten"; "Antonio, no ocurrirá nada, venceremos a esos asesinos"; "Carmen, niña, no, son más que vosotros y mejor armados, no podéis... ¡ay, Carmen!" Carmen se abrazó a Antonio en la penumbra. Antonio la besó en la mejilla y luego susurró unas palabras en su oreja; Carmen asintió. La polla de Antonio se endureció en el momento en que Carmen se la sacó de los calzoncillos y le dio varios vaivenes con su mano. Antonio seguía llorando, pero ahora su respiración se entrecortada para hiperventilarse. La mano de Carmen continuaba su labor paliativa del dolor e iba avanzando sobre la pena. Por fin, Antonio eyaculó dando un gritito agudo y apretado. "Gracias, Carmen, niña, lo necesitaba, siempre podré recordar antes de morir que Carmen, la más guapa trinitaria, me hizo una paja." Carmen sonrió. Carmen se acostó vestida esa noche, pues, en cuanto amaneciera, sin perder ni un minuto, tendría que salir echando leches hacia Mármoles a defender la posición. Durmió bien, confiada en sus ...
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