La amiga de mi tía
Fecha: 03/11/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... seguir bailando. Nos encontramos con Pochi. -¿Dónde estaban?. Los anduve buscando- dijo. Le respondí que estaba conociéndome el boliche y Anita le dijo que estaba bailando. Llegó la hora del cierre del boliche, nos fuimos caminando hasta la parada del micro, nos despedimos de Pochi y ya de regreso a casa, Anita me dijo. -Lo que paso esta noche queda acá. -No sé-le respondí-, si vos querés podemos mantener una relación muy discreta -A mí me gustaría-dijo-pero prométeme guardar el secreto, porque si se entera tu tía, nos echa o nos mata -No te preocupes-contesté-¿O piensas que me voy a perder hacerte el amor por andar abriendo la boca de más? -No, mi amor-terminó diciéndome, me abrazó y me dio un beso en que nuestras lenguas volvieron a entrelazarse. Bajamos del micro, nos fuimos abrazados hasta la casa, entramos, y comencé a pensar que no me la podría coger porque ella compartía el dormitorio con mi tía mientras que yo tenía una cama provisoria en el living. Pero no todo estaba perdido, a la mañana mi tía iba de visita a casa de su hermana que vive a unos cuantos kilómetros de Buenos Aires, y ese sería el momento ideal para estar íntimamente con Anita. Antes que nos fuéramos a dormir, la tomé con fuerza de la cintura y la arrinconé contra la pared dándole unos besos eternos. Con mis manos le agarraba las tetas bajando hasta su culo, terminando por acariciarle la concha sobre la media de lycra. Me separó de ella y me dijo que mejor lo dejemos para mañana, porque no daba más ...
... ella tampoco. Me fui para mi cama con unas ganas tremendas y pensando una y otra vez cómo sería nuestro encuentro íntimo, no aguanté más y me comencé a acariciar muy lentamente soñando que eran sus manos, y segundos después acabé, murmurando su nombre. Por la mañana me desperté por los ruidos que hacía mi tía. Estaba charlando con Anita sobre cómo la había pasado. Seguí durmiendo por un rato, sentí el ruido de la cerradura, mi tía se había ido, esperé unos diez minutos e imaginando lo que vendría luego mi pija ya estaba parada. Anita estaba vestida con una camisa blanca que le apretaba las tetas y un jeans azul. Pasó por el living, cerca de donde yo estaba, me vio despierto y me dijo -¡Parece que tenemos mucha fiaca! ¿No?- -No, para nada, venía, acércate- le respondí. Se sentó a mi lado, la estreché entre mis brazos, la atraje, le metí un beso en la boca con ganas de arrancársela, las lenguas jugaban y nuestras manos recorrían nuestros cuerpos, mis manos desperadas se posaron sobre sus tetas, que eran algo increíble, le desabotoné la camisa y ella se paró diciéndome: -Deja que lo hago yo. La miraba mientras se terminaba de sacar la camisa, siguió por los jeans, sus manos tomaron el prendedor del corpiño, lo desprendió y pude admirar por primera vez una par de tetas hermosas que se iban liberando rápidamente de su envoltorio. Le hice lugar en la cama, comenzando un franeleo incesante, besando y comiendo sus orejas y cuello, hice un alto en esos pezones que cada vez me ponían más ...