ROUS Y SU MASTÍN GIGANTE - Relatos Eróticos

ROUS Y SU MASTÍN GIGANTE

... Volví a la barra, pedí una cola y pregunte al camarero. o ¿Esta zona es muy peligrosa? • Para ir usted sola, sí. o Es que no hay taxis • Generalmente a estas horas ya no quieren venir por aquí. o Y como me las arreglo para llegar a mi casa. • Espera a mañana. o ¿Cómo? ¿y dónde piensa que pase la noche? • Si se fijo en la entrada dice “Bar-Pensión Julio”, yo soy Julio y este mi bar-pensión. o Ok. Cuanto me cuesta la noche. • Para usted es muy barata. Me dijo que era porque le dio pena verme tan triste. Me pregunto si había cenado, le conteste que no, y se fue a la cocina a prepararme algo. Estaba en la barra, sentada en un taburete muy alto, cuando mire hacia las mesas, me di cuenta que disimuladamente algunos parroquianos estaban mirándome, era una mirada sucia, lasciva que me desnudaba, me violaba. Revise mi abrigo y vi que al cruzar la piernas, más de medio muslo se quedo al descubierto, hice un movimiento para taparlo y en ese momento, note un fuerte temblor que salía de mi sexo, subía por la espalda y paralizaba mi mano. Aquella situación mes estaba poniendo muy cachonda. Regreso Julio con un estupendo bocadillo de tortilla, mi boca se hizo agua, al igual que mi coño que ya estaba todo mojado con aquellas miradas. Empecé comer y le pregunte a Julio. o ¿Siempre cierra tan tarde? • No tenemos nada mejor que hacer. Me respondió con una sonrisa. o ¿Y esta gente no se van a sus casas? • Casi todos viven aquí en la pensión, son como dirían algunos frikis, “despojos de la ...

... sociedad”, aquí hay de todo, desde pensionistas, profesores retirados, banqueros, militares, hombres que han perdido todo, pero eso sí, todos muy buena gente, cariñosos, amables y de confianza, si no fuera por ellos ya habría cerrado el bar. Me volví hacia ellos para examinarlos mejor, me fije en sus caras, sus manos, sus cuerpos y no tenían una forma concreta (gordos, flacos, rellenitos), algunos sin afeitar, con los pelos desarreglados. Ante aquella visión mi sexo exploto, sin darme cuenta, sin ni siquiera tocarme, había llegado a u orgasmo que casi me hace atragantar con el bocadillo. De pronto me di cuenta que todos estaban mirando para mi, esto me excitaba más todavía, uno de los señores (el que parecía ser más viejo), se acercó y me dijo. • Perdona hija pero no estamos acostumbrados a ver mujeres tan guapas por aquí, además que nos estamos poniendo muy nerviosos ya que accidentalmente se te ha abierto la gabardina y la vista es impresionante. o ¡Ay! Lo siento, no me di cuenta, perdonen. • No te preocupes, para nosotros ha sido un placer. Continuo hablándome, me contó un montón de cosas, se llamaba Luis que era viudo desde hacía mucho tiempo, tenía 61 años, no tenia familia, etc. …, yo entre las miradas y la conversación, cada vez estaba más caliente y le pedí a Julio la llave de mi habitación. Mi contertulio se brindo a acompañarme hasta la habitación y entro para mostrármela. Le dije que si esperaba un momento podíamos seguir hablando, me daba una ducha rápida y ya estaba. ...