ROUS Y SU MASTÍN GIGANTE - Relatos Eróticos

ROUS Y SU MASTÍN GIGANTE

... que estamos aquí, pero anoche tuvimos dos visitantes más. o Anoche fui la puta del bar, once hombres hicieron lo que quisieron de mí, pero sabes lo mejor, me ha curado mentalmente, ¡¡¡me gusto‼!. Delante de mí estaba un hombre que desprendía muchísimo cariño hacia sus amigos, en sus manos una bandeja con una flor y el mejor desayuno que pueden dar en un hotel de cinco estrellas. Le conté todo, absolutamente todo, le descargue mi alma. Cuando termine me dio un fuerte abrazo y me dijo. • Aquí tienes otra casa, ven cuando quieras, aunque sea solo a vernos, te aseguro que estarás siempre protegida. o ¿Y no puedo venir a follar con todos? • ¿Si tú quieres? Le baje los pantalones y le di una mamada riquísima, mi lengua recorrió otra vez, esa descomunal polla que latía fuertemente cuando me entraba hasta lo más profundo de mi garganta, se corrió abundantemente en mi boca y la traga toda. Le dije muy satisfecha. o Es que se te olvido la leche en el desayuno. Cuando bajamos al bar, estaban todos esperándome, me besaban y me daban las gracias, cuando Juan les dijo que yo quería regresar más días, estallaron en fuertes aplausos, abrazos y besos. Eran felices, yo también. Después de tantas folladas en una noche, me quede tranquila por unos días, pero el viernes por la tarde regrese, allí estaban todos, esperándome (eso sí, mas arreglados limpios y perfumados, pero a mí me daba igual, quería ser la puta de todos) y así todos los viernes durante el fin de semana me follaban, me usaban ...

... para su placer y desenfreno. Ellos durante la semana hacían planes para estar con migo, hacían sus apuestas haber si me hacían correr más veces, incluso más de una vez me follaban cuatro a la vez (mi pobre culo, cuando sintió esas dos grandes pollas dentro pedía auxilio), yo disfrutaba a más no poder. Durante el día me ayudaban con mis estudios (habían dos profesores) con lo que mis estudios mejoraron y pude hacerme administrativa de empresas. Un día me regalaron una moto que compraron entre todos, para hacerme más fácil los desplazamientos. Unos meses más tarde, allí en la habitación de la pensión, folle por primera vez con el que sería mi gran amor. Siempre por las mañanas el “Pequeñín” se colaba en mi habitación (era muy listo y sabia abrir las puertas), iba a mi cama y me lamia la boca, no sé por qué ese día, la abrí y él me introdujo su gran lengua hasta mi garganta, fue una sensación tan placentera que allí mismo tuve un orgasmo. Estaba asustada, me había morreado con un perro y lo peor era que me había gustado, me senté en la cama y Pequeñín (que así se llamaba), empezó a olfatearme el cuerpo. La noche anterior había follado con todos mis amantes y estaba llena de semen por todos mis agujeros, me quede dormida sin bañarme. Tenía la sensación que el perro podía reconocer en mi cuerpo a todos sus amigos del bar, ya que olía y lamia por todos lados. Se fue acercando a mi pelvis y poco a poco fui separando mis muslos, hasta dejarle todo mi sexo al alcance de su boca. Me lamió ...