Pacto entre primos
Fecha: 23/11/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... aunque no abrió los ojos. La acomodé en mi paladar. La piel la cubría por entero, y yo retiré esa piel hacia atrás, dejando su glande a merced de mi lengua, poco a poco se fue endureciendo, y cuando llegó a su nivel máximo, noté como mi primo me volteaba, y colocaba su cara entre mis piernas. Me chupaba como si hiciera varios días que no hubiera comido, la que sufría un espasmo tras de otro ahora era yo. Agarré su miembro por la base con el pulgar a un lado y el anular índice y corazón al otro, realizaba movimientos rítmicos arriba y abajo a la vez que chupaba suavemente su glande, ya me había corrido un par de veces, cuando noté como el líquido blanquecino, viscoso, caliente y salado que salía del pene de mi primo golpeaba sobre la comisura de mis labios, en un segundo chorro, ese líquido llegó hasta mi garganta, sin pensármelo dos veces lamí mis labios, quería saborearlo todo, y acerqué mi boca nuevamente a su glande, mi primo soltaba gemidos de placer. Estuvimos un rato tumbados en la cama y le pegunté a mi primo porqué me había chupado con tantas ansias si anoche al principio no quería llevarse mis flujos impregnados en sus dedos a la boca. Él me contestó que sólo había chupado a otra mujer y que el sabor de aquella no tenía nada que ver con el mío, que aquel era un sabor casi rancio y que el mío era extraordinario, prácticamente dulce, aunque en cierto modo se parecían, los matices los hacían totalmente diferentes. Deduje que mi primo solamente había estado con su ...
... mujer, y que todo lo que había hecho antes de conocerla era salir de juerga a beber. Era de ese tipo de cuadrillas que no permiten que una mujer les arruine una buena juerga, en fin, a pesar de tener quince años más que yo, tenía menos experiencia. Mi chochete había sido el único que había probado su pollita, al margen de el de su mujer claro está. Estuve comiendo en casa de mis padres, y a la tarde quedé con algunas amigas. Volví a casa de mi primo a eso de las nueve de la noche. Había fiestas en un pueblo de la costa y decidimos ir. Me puse un vestido muy ceñido, era blanco, con unas florecitas rojas que hacían un estampado precioso. Además mi espalda quedaba al aire, y el escote era tremendo. No me puse sostén con lo que se me veía absolutamente sexy. Tras visitar varios bares y pasarnos por las ferias, nos dirigimos a la playa. Había luna nueva, así que era difícil que alguien nos pudiera ver, paseamos por la playa, y me detuve un momento. Nos besamos, nos metimos mano, nos excitamos el uno al otro. Yo me quite el tanguita y se lo di, lo olió y me abrazó apasionadamente. Buscamos una duna en la playa que no estuviera ocupada, tarea que no fue nada fácil. La que encontramos libre nos pareció adecuada. Mi primo me tumbó en la loma de la duna, tras acariciarme y besarme todo el cuerpo, me levantó el vestido, me cogió por los tobillos, levantándome también mis piernas e introdujo su pene en mi vagina, estaba disfrutando tanto que me olvidé del preservativo, pero solo fue cuestión ...