1. Dulce y amarga amistad (13 y último)


    Fecha: 28/11/2018, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... prepucio, saliendo de la pelambrera oscura, y detrás de ella, esos huevazos tan duros y llenos también peludos, me quedé unos segundos observándola, no me cansaba de verla, solamente con tocarla comenzó a crecer y desarrollarse y la olí, otra vez el cloro. -Vamos a darnos una ducha, quiero estar limpito para ti y tu te quitas el olor a cloro, ahora te llamo, voy a lavarme por dentro y eso no quiero de lo veas de momento. Enseguida pegue un grito y debía estar en la puerta esperando y espiándome. Entramos debajo del agua y empezó a darse el gel. -Yo te lavo a ti y tu a mi, quiero conocer tu cuerpo y que tu sepas del mío. Era una maravilla pasar mis manos por aquella carne dura, tallarle la cara que ya conocía sin verla, el fuerte y largo cuello, la nuez que tenía pensado morderla, los pectorales cuadrados, sin mucha carne, las tetitas rodeadas de pelitos suaves y el más abundante en el centro del pecho, las axilas negras en el centro por el abundante vello, la ancha espalda menguante hasta llegar a sus redondos y perfectos culos, también encima de sus meloncitos tenía algo de vello, esa raja, valle de misterios guardados en secreto, la sensación de peligro al meter los dedos ente los montes de carne delicada y dura, el anito contrayéndose al contacto de mis dedos, los muslos como columnas y las torneadas piernas, por aquí también había pelos, los pies preciosos, jugosos para comerlos, y más arriba, en la parte delantera, la verga ya dura apunando al frente y pidiendo guerra. ...
    ... Moldeé su cuerpo durante media hora, pasando las manos una y otra vez para que mi obra cogiera forma, gozando de tanta y perfecta hermosura, y otra media hora empleo él para hacerme lo mismo, él un poco menos porque sus manos son más grandes. Nos abrazamos cuando nos limpiamos, como último, el pelo. -Eres…, eres…, perfecto Álvaro, me gusta todo lo que he tocado, todo esta a mi gusto y en la medida exacta. -Calla, me pones rojo… -Agarré su verga y se la di unos meneos. -Bueno, todo no está perfecto, esta resulta una poco exagerada. -Se echó a reír y me abrazaba fuerte, fuerte como me gusta que lo haga, dejándome los pulmones sin aire. -Eres genial muñequito, yo no se decir esas cosas. -Tu quiéreme, ese es tu trabajo. Nos secamos y volvimos a la cama, antes cogí un gel lubricante, para ayudarme a meter en mi lo que vendría. -Hagamos un sesenta y nueve, ¿quieres hacerlo? Necesito comerme tu polla, ponértela en forma para que me penetres y gozarla en mi vientre. -Me excitas cuando hablas Jesús, quiero todo lo que se te ocurra. -Su polla ahora estaba a mi gusto, para lamerla de arriba abajo, de abajo arriba, rodearla con la lengua, y sus testículos estaban deliciosos, no me importaba llevarme los pelos al lamerlos, al chuparlos tirando de ellos y hacerles explotar como simientes maduras al expulsarles de la boca. Fue un buen rato lamiendo, chupando, saboreando el manjar maravilloso, le pasé los dedos por el ano, no se quejó, solo lo contrajo cerrándolo a la curiosidad de mis dedos ...