1. Mi hermosa tía


    Fecha: 20/12/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... el contacto. Al volverla nuevamente, me retire al pie de la cama para poder verla recostada y poder grabar en mi mente ese momento, mientras ella, pudorosa, se cubría la entrepierna con una mano y los pechos con la otra, lo que entendí como una actitud sumisa, cosa que debería aprovechar. Al verme de pie, desnudo, fijó su vista en mi virilidad, abrió las piernas y estiró los brazos invitándome a montarla, lo que hice de inmediato. Ella, temerosamente, me pidió que la hiciera mía, pero su tono de voz me hizo desconcertarme por completo, ¿qué pretendía con ello?, pero aún así seguí, sintiendo que aún me faltaban por saborear algunas partes de su cuerpo. De momento se sacudió violentamente, aferrándose a mi, como si quisiera apresurar las cosas, por lo que la separé recostándola de nuevo; tomé su mano izquierda y le pedí que con la otra digiera mi miembro a su feminidad, mientras que con mi mano derecha acariciaba su cuerpo, mirándola al rostro y deleitándome con su expresión de que algo pasaba. No sabía si continuar o detenerme y aceptar que todo había terminado, pero ella notaría mi indecisión y de forma firme y tajante me ordenaría continuar, así que empuje levemente, con lo que se inició la posesión. Gritó calladamente como nunca había yo visto que una fémina lo hiciera, una expresión de dolor apareció de la nada, pues encontré, por vez primera en ella, resistencia a la penetración; no supe explicarme por qué, era lógico que algo le preocupaba lo suficiente como para ...
    ... estar tensa, lo que obviamente se reflejó en sus músculos vaginales, pero supuse que sería por la presión de la hora. Continué avanzando poco a poco, dándole tiempo para que se relajara, hasta que logré penetrarla hasta el fondo; al sentir sendos apretones de tensión se la dejé dentro un instante, sin moverme y así hacer que su cuerpo cediera a la presión, para luego continuar suavemente, como si de una primeriza se tratara, hasta que sus gemidos de dolor adquirieron un tono placentero y su cuerpo perdía tensión. Agudicé mis movimientos, lo que no es lo mismo que aumentarlos, de esa forma trataba de tocar cada parte de su vulva que le concibiera placer, así que me balanceé lentamente, entrando y saliendo, para finalmente aumentar poco a poco el ritmo. Aunque tardó un poco, llegó su siguiente orgasmo, y le di pauta para que lo disfrutara haciendo de mis movimientos algo lento y en verdad disfrutable, pasado lo cual arremetí de nuevo con mayor fuerza, con lo que ella prolongó su orgasmo, o mejor aún, fue uno múltiple. Por mi parte, aún me faltaba algo de tiempo para correrme, así que proseguí con la intensión de que juntos tuviéramos un siguiente orgasmo, lo que me costó algún trabajo, pues tenía ahora dificultad para controlarme, varias veces me contuve, alternando los movimientos de entrada y salida con giros, hasta escuchar de nuevo sus gemidos y sentir que su vagina me apretaba. Nos balanceamos hasta terminar en espasmos, en los que se conjugaron, además de nuestras voces y ...
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