Mi hermosa tía
Fecha: 20/12/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... había sentido mi hombría en plenitud clavada en su cola, y me imagino que fue tan rica la sensación de sentir algún objeto en su trasero que emitió un sonido de placer casi imperceptible, pero que no pude dejar de escuchar por la cercanía; y en esa postura y ante la imposibilidad de regresar ella a su lugar original por haberlo ocupado la señora que iba a descender del bus, y desencajarse por fin de mi erecta macana (aunque dudo que hubiera querido hacerlo), seguimos buena parte del camino en esa forma; las sensaciones en nosotros eran cada vez mayúsculas, casi para corrernos en ese instante, pues el mismo movimiento del transporte nos proporcionaba mucho placer al hacer que mi fierro se encajara cada vez más entre sus nalgas, pero fue hasta que alguien que iba sentado muy cerca de donde nos encontrábamos decidió bajarse al llegar a su destino, que mi tía se safó de mi fierro y tomó ese lugar, pero más que para descansar por haber viajado de pie gran parte del trayecto, o para dejar de recibir esas sensaciones que le proporcionaba mi tolete, lo hizo supongo para conocer el rostro de su hasta ese momento excitador, ya que como refería, ella no sabía que era yo por haber quedado a su espalda, así que tomó asiento, levantó la cara y me miró asombrada, sonrojándose, pero miró aún más asombrada mi verga que casi trozaba el pants de lo parada e hinchada que se encontraba, esa vista me resulta bastante excitante; el resto del camino, cada vez que podía, disimuladamente volteaba ...
... a verme el caramelo, cosa de la que me daba cuenta y me excitaba y por lo cual nunca dejó de estar tiesa y mi deseo de cogérmela crecía como mi verga. Transcurrió el día normal sin que sucediera algo con ella, aun cuando, como lo he repetido en muchas ocasiones, lo deseaba, y llegó la noche; ahora si, me iría con mi prima y conseguiría a una chula para que al menos me hiciera una mamada y alivianar la presión que había en mis testículos con tanta leche que seguramente guardaban. Cuando ya estaba listo para irme, primero a recoger a mi primita, y luego dirigirnos al evento, sonó el teléfono. Era ella que me llamaba para decirme que todo el día me estuvo tratando de localizar para avisarme que había cambio de planes, que sería hasta el fin de semana la fiesta, así que como dicen por ahí, me dejó vestido, alborotado y con mi carga de semen casi lista para salir. Cuando mi madre notó que no me había ido me preguntó la razón, y tuve que confesarle, en tono de desilusión, y tal vez enojo, que todo se había pospuesto, pero de pronto mi tía, quien había estado escuchando todo, argumentó que por lo que me había hecho su hija se sentía culpable, además de que tenía mucho tiempo que no salía a ningún lado a tomar una copa, así que para enmendar el daño y aprovechando que yo estaba listo para salir, ella saldría conmigo siempre y cuando la invitara a algún bar tranquilo, bohemio, a tomar una copa, obviamente no podía negarme, pues tal vez con un par de tragos me armaría de valor para ...