1. Confesión de un infiel


    Fecha: 18/10/2017, Categorías: Infidelidad Hetero Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... dos meneos y me corrí sobre la parte del camisón que quedaba bajo ella. Rápidamente salió de entre mis piernas y se fue al baño. No creo que tardase más de un par de minutos, cuando volvió llorando, mientras decía: -Soy virgen. Me he guardado para ti… ¡¡¡Buaaaa!!! Y lo repetía una y otra vez entre llantos. -Casta, antes lo eras, ahora ya no. Te acabo de desvirgar. -Pero no he manchado el camisón. No hay sangre en él. ¡¡¡Buaaa!!! No podré demostrar mi virginidad. Tuve que abrazarla y calmarla, hasta que le sugerí que se volviese a acostar, que la sangre iría saliendo y por la mañana estaría manchado el camisón, y que de cualquier manera, a mí no me importaba. Yo sabía que lo era. Así lo hicimos y efectivamente, por la mañana había alguna manchita de sangre y algún grumo seco. Probablemente, si me hubiese corrido dentro, la mancha hubiese sido mayor, pero… Ya satisfecha, desayunamos, tomamos el coche y, tras pasar por casa de los padres de ambos, donde dejó el camisón a los suyos, nos fuimos de viaje de novios. Las carreteras no estaban como ahora, y nos hicimos 400 km en ocho horas. Nos detuvimos en un hostal para pasar la noche, pero aunque ella me dijo que estaba dispuesta a cumplir con su obligación de esposa, yo estaba cansado de conducir y solamente dormimos. Al día siguiente, tras hacer otros tantos kilómetros, llegamos a nuestro destino, una población del interior. Tampoco hicimos nada esa noche. Al día siguiente visitamos la ciudad, pero nos recogimos pronto porque ...
    ... no se encontraba bien. Nos fuimos a la habitación, hicimos tiempo para ir a cenar y volvimos de nuevo a la habitación, yéndonos a dormir. Ese día sí que Intenté follar de nuevo, pero me informó que estaba con la menstruación. Entonces se me ocurrió decirle: -Pues entonces vamos a estrenar ese culito... Al bajar al día siguiente, la persona de recepción me llamó a un aparte y me dijo que, si teníamos la costumbre de discutir a menudo, o que lo hiciésemos en voz baja o fuera de allí, por lo menos mi esposa. Se habían quejado todos los clientes del hotel, incluido el recepcionista de noche. El fin de su menstruación coincidió con nuestro regreso a casa y entonces comenzó una rutina consistente en follarla desde el fin de su menstruación hasta unos días antes de su ovulación y desde unos días después hasta su siguiente menstruación. Las visitas fuera de la ciudad las hacía en el tiempo que ella era fértil, así tenía una buena excusa. A ella y su familia no les gustaba que saliese de viaje, por lo que movieron sus contactos y una entidad bancaria se puso en contacto conmigo para abrir una sucursal en otra ciudad. El sueldo era mejor, no tendría que viajar y, además, conocía bien la zona. Así que, a los tres meses de cambiar mi situación de soltero, cambié de trabajo, vendí el piso y compré otro en nuestra ciudad de destino. Conocía a mucha gente de la zona, a la que visité ofreciendo los servicios de mi entidad, haciéndose clientes la mayoría. Previo a mi salida de la empresa de ...
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