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12 horas de hace 35 años
Fecha: 11/01/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... un hombre y no he dicho ni hecho nada" "Un hombre me acaba de dar la mejor mamada de mi vida y la he disfrutado" "He gritado del gusto que he sentido" "No puedo dejar de pensar en su enorme polla" "¿Me he vuelto marica de golpe?" "¿O... ya lo era y no lo sabía?". Éstos pensamientos y sobretodo el de la visión de su gran polla martilleaban mi cerebro mientras le veía nadar ya de regreso hacia la playa. Mi mente siempre volvía a su polla y de nuevo noté que la mía volvía a ponerse dura. Me la toqué un poco y ya estaba al 100% y sé que era por pensar en aquella inmensa polla que tanto me impresionaba. Miré a mi alrededor con mi polla entre mis manos y seguíamos solos en la playa. Me levanté y fui a su encuentro caminando hasta la orilla con mi polla bamboleándose completamente erecta. Él casi estaba llegando y me miraba mientras nadaba estilo braza. Le esperé viéndole llegar con el agua hasta mi cintura. Dejó de nadar al estar ya muy cercano a mí y la inercia de su brazada le acercó hasta que mi pecho detuvo el suyo. Me cogió de la cintura y yo a él cuando hizo pie y se incorporó frente a mí. Nuestros ojos se miraban sin pestañear, notaba en mi pecho el palpitar de su corazón. El mío galopaba desbocado. Notaba la piel de su barriga con mi dura polla y en mis muslos notaba cómo la suya crecía y crecía hasta que me separé un poco de él para que ambas pollas quedaran la una al lado de la otra, volviéndonos a abrazar para sentirnos el uno al otro. Notaba en mi barriga todo el ...
... grosor y el calor que su gran polla desprendía incluso dentro del agua. Nuestros ojos seguían fijos el uno en el otro. Inevitablemente mi mano dejó su cintura y cogió su pollón. Necesitaba sentirlo. ¡Era increíble! No exagero nada al decir que era el doble de gruesa que la mía y de más de un palmo de largo. Estoy diciendo con ello que era un cilindro perfecto de carne en barra de unos 18-20 cms. de grosor y unos 25-27 cms. de largo. Era un gran pepino de carne venosa y palpitante. Sentirla en mi mano me excitó aún más. Me sentía muy nervioso, emocionado, con aquello entre mis manos. Cogí sus huevos, palpé y recorrí cada milímetro de piel de aquel obús tan caliente. Lo notaba palpitar. Deshice nuestro abrazo y me coloqué detrás de él oliendo y lamiendo el salado sabor de su nuca. Mi mano izquierda acariciaba su vientre y su pecho entreteniendo mis dedos en sus erectos pezones. Mi mano derecha no dejaba de recorrer su polla en ningún momento. Mis dedos acariciaban su glande y empecé a masturbarle muy suavemente mientras él aprisionó entre sus piernas y sus nalgas mi polla. Así estuvimos unos minutos, siempre sin decir nada hasta que separándose un poco de mi se volteó y volvimos a quedar frente a frente. Tomó con su mano mi polla y ambos iniciamos una mutua masturbación con nuestras miradas fijas siempre la una en la otra. Notaba su aliento entrecortado cada vez más próximo y pronto noté su lengua rozar mis labios. Iniciamos los dos un largo juego de roces con lengua y labios sin ...