1. Hice que mi madre cumpliera todas mis fantasías


    Fecha: 20/10/2017, Categorías: Incesto Grandes Series, Autor: voyeur34, Fuente: CuentoRelatos

    ... o de acercamientos con mujeres, pero yo era el único que seguía en la etapa de la mano amiga. Lo que más había logrado con una mujer era un faje de algunos minutos en una fiesta con una amiga de la escuela. Pero todo sobre la ropa. Nada revelador. Todo lo demás se quedaba en masturbaciones nocturnas y de baño, soñando con medio mundo... y en una ocasión, por primera vez, entre algunas de esas fantasías mi madre se coló entre ellas... Era imposible que no sucediera, era más o menos frecuente encontrar a mi madre, sin blusa, mostrándome la turgente silueta de sus senos que cada que la veía se me asemejaba a esas hermosas caricaturas hentai, en las que las mujeres tienen unos pechos rebosantes cuyo sostén parece romperse ante la fuerza con la que se levantan y se tornan sensuales y provocadores. Siempre me pedía que le llevara algo a su habitación y la encontraba allí, haciendo algo mientras sus tetas portentosas me miraban, cubiertas de encaje o de satín... Brillando ante mi como dos hermosos frutos... —¿Encontraste el cepillo? —Sí mamá. Respondía sin dejar de mirar sus senos hermosos. A ella parecía no importarle porque se mostraba tranquila, como si aquello fuese natural. O quizá porque la edad que tenía no le parecía que fuese un peligro a su intimidad. Yo sufría con mis primeras erecciones causadas por mi hermosa madre que además de todo tenía una sonrisa que doblaba. Trataba de buscar toda ocasión para encontrarla en ropa interior, incluso intenté sin lograrlo, ...
    ... encontrarla desnuda fingiendo que entraba sin saber que estaba allí. En eso siempre fue precavida. Una ocasión pareció reparar en mi mirada, porque después de varias ocasiones yo ya comenzaba a ser más cínico y morboso. Se estaba peinando y en cada cepillada sus tetas rebotaban en el balanceo, como yo permanecí más tiempo del debido, ella se giró y me sonrió. —¿Qué pasa Adrián? —dijo con aquella diabólica sonrisa sensual. —Nada ma... Es que me gusta ver cómo te arreglas... —traté de mentir y no sé si me creyó. —Dime una cosa —dijo, dejando de cepillarse—. ¿Tu madre te parece sensual? Esa fue una pregunta a traición para la que nunca me preparé. Literal me agarró por los huevos. —Mmmm, sí ma, eres muy guapa. Me faltó valor para decirle que era una diosa que yo soñaba muchas veces. Y que sus tetas era lo que más me gustaba de ella. —Anda apúrate, que nos vamos. —Sí mamá. Con esa frase salía del cuarto, suspirando y con el pene hinchado de deseo. Al que tenía que aliviar con una chaqueta inspirada en ella, de esas que hasta te doblan las piernas del placer. A veces la encontraba en shorts cortitos, lavando o en bata en la cocina, y yo con mi dolor entre las piernas lo único que atinaba a hacer era abrazarla por la espalda, tratando de restregarle todo mi amor filial por sus deliciosas nalgas. Me quedaba como un minuto fingiendo un tierno cariño, cuando en realidad saciaba mis ansias de acercármele y saciar mi deseo en un arrimón furtivo. Pero eso no remediaba nada, solo lo empeoraba. Y ...
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