La Oscura Medina
Fecha: 24/01/2019,
Categorías:
Gays
Autor: abi3, Fuente: SexoSinTabues
... tenía él. Después de varias embestidas, introdujo la totalidad de su carne en mi recto, y empezó a bombear semen sin cesar. Me llenó de amor, de la parte más viscosa del amor. Se levantó, me pidió una ayuda y se marchó. La verdad es que me había dejado con ganas, porque no me había dado tiempo a eyacular. Así que, me limpié un poco de las inmundicias que había adquirido de mi estancia en el sucio suelo del callejón y volví a la plaza. Se habían ido muchos de los que ocupaban anteriormente el lugar, pero seguían quedando chicos solitarios, buscando su turista generoso. Enseguida, se me puso un jovencísimo chico a mi rebufo, por lo que empecé a alejarme del lugar, a sabiendas de que me seguía. Una vez alejados, un par de calles más adelante, se acercó a mí, y tomó la iniciativa. Se fue caminando, en dirección al casino de La Mamounia, y unos metros más adelante, se introdujo en un oscuro olivar. Sin decirle nada, se bajó la bragueta, y asomó su pequeño, pero duro miembro. Me cogió del hombro, y me impulsó hacia abajo, orientando mi boca hacia su órgano viril. Mientras se la chupaba, se fue bajando los pantalones del todo, y se dio la vuelta, invitándome a que le comiera el culo, lo que hice sin dudarlo. Su pequeño, duro y depilado culo, invitaba a hacerle cualquier cosa que pidiera. Sin duda, el beso negro le excitaba, pero me daba la ...
... impresión de que ese culo nunca había sido penetrado por nadie, y yo no iba a ser el primero. Se volvió a girar, e insistió en taládrame la boca. Aceleró la velocidad y la embestida final, vino acompañada de una corrida intensa. Por suerte, esta vez pude sacarme la polla a tiempo, y me pude masturbar mientras le comía parte de su ser. Al acabar le limpié su animosa polla, y acto seguido, retiré las últimas gotas de esperma que aún goteaba de la mía. Cuando le fui a dar algo de dinero, se enfadó ostensiblemente. Quería más dinero. Insistí en que la cantidad era adecuada, pero el enfado del chico fue en aumento. Cuando intenté zanjar la discusión, para marcharme lo antes posible, me cogió de un brazo, y me gritó en árabe algo que no entendí, pero que sabía perfectamente a que se refería. Se metió la mano en el bolsillo y sacó una navaja de reducidas dimensiones, que aunque pequeña, me asustó sobremanera. Aunque lejos de la presunta peligrosidad de la Medina, recordé lo que me dijo Amina, y estaba claro que me había metido en un buen lío. Al final, acabé sin dinero, sin reloj y sin teléfono. Me habían salido caras las dos mamadas, pero me había servido de lección. Los días posteriores, estuve más precavido, pero ya no volví a tener problemas con ningún chico más. Eso sí, no llevaba más que lo justo encima, para no provocar al destino. FIN