1. El estigma (2)


    Fecha: 19/02/2019, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... libro, cuantos en general, por lo que cuando se marcharon fue con la niña, eso sí, dormidita. 8.EL NOTICIÓN Y así pasaron los días que Víctor pudo estar en la localidad paterna y donde tanto él como su hermana nacieran. Había ido allí aprovechando unos días de vacaciones que se acabaron y tenía que regresar al trabajo diario, pues el dinero no lo regalan, sino que hay que ganarlo cada día. Como tenían previsto los dos hermanos, se marcharon los tres juntos, Víctor, Elena y su hija, pues desde unos días antes Elena venía hablando a sus padres de que pensaba expandir su negocio de librería abriendo una segunda, y dónde mejor que en la capital de la Nación toda cuenta que allí vivía su hermano, con lo que tendría gratis el alojamiento, pues vivirían juntos en amor y compaña, cual los dos buenos hermanos que eran Esto se fue repitiendo a lo largo de los cinco o seis días siguientes, pero al final Elena planteó a sus padres que ella quería que su hija pasara las noches con ella: Estaba acostumbrada a tenerla en casa, en la habitación de al lado cada noche, y que no se hacía a dormir sin tenerla cerca de ella; que así no venía durmiendo bien, se despertaba sobresaltada por las noches y tal. No era así, claro, pues en forma pasaba ninguna noche mal, sino todo lo contrario tras la sesión de amor que su hermano-marido la prodigaba a diario; sí, a diario, pues si al final dormía poco no era precisamente por añoranza de la niña. En realidad la idea era de Víctor, deseoso del cariño de ...
    ... aquella hija que realmente no conocía. La niña le había acogido bien, era naturalmente cariñosa, pero él deseaba que el cariño de su hija hacia él, el natural cariño que los hijos profesan a sus padres, se asentara y arraigara normalmente en su hija. Y para eso la diaria convivencia, el sentirse la niña querida y segura con su madre y el hombre que le empezarían a decir que era su padre, era imprescindible, pues el roce, el sentirse querido/a, es lo que crea la correspondencia a ese cariño que por entonces la niña no podía sentir en forma natural pues durante sus cinco años de vida nunca conoció a un padre. Para regresar al lugar que le viera nacer donde sus padres y su hermana todavía habitaban, Víctor había aprovechado unos días de vacaciones que, como todo en esta vida, llegaron “A sé acabar e consumir” por lo que debía volver al trabajo. Pero no marchó solo pues con él iban Elena y la hija de ambos. La escusa para irse Elena con su hermano fue lo que ya antes pensara hacer: Expandir su negocio abriendo una nueva librería y en qué sitio mejor que donde vivía su hermano, pues él le brindaba alojamiento a ella y a su hija. Pero la noche última que la pareja cenó con sus padres, cuando ya se despedían, en un aparte con su hija, Doña Elena, la muy respetable y tradicional madre de los dos hermanos, le dijo Ten cuidado hija. Bueno, tened cuidado los dos, Víctor y tú. ¿A qué te refieres mamá? Mira hija, yo no quiero inmiscuirme en vuestra vida, la de Víctor y la tuya; ya sois ...