1. Solidaridad agradecida


    Fecha: 05/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Era la última semana de septiembre, mis apacibles aunque viciosas vacaciones estaban terminando, se me acababa el chollo y el alquiler de mi precioso chalet, en la localidad gaditana de Bolonia; eran las cuatro de la mañana, llevaba acostado más de una hora, pero la cocaína me impedía conciliar el sueño, cuando un ruido en el patio hizo que me alarmara primero y me acojonara después, paranoias de la coca, ya se sabe; me armé de valor y, con el albornoz y un bate de béisbol, salí al patio, mi sorpresa fue mayúscula, un guardia civil alumbraba por todos lados con su linterna, pillé un cabreo de mil demonios, el guardia me dijo: -¡Buenas noches! -Pero ¿esto qué es? -pregunté -Es que hemos detectado el desembarco de una patera cargada de ilegales (la casa estaba casi a pie de playa) y creemos que algunos se han escondido en esta urbanización. -Mire usted, eso a mí me da lo mismo, lo que no me da lo mismo es que usted entre en mi propiedad, sin permiso y pegándome un susto de mil demonios, así que siga usted cumpliendo con su obligación, pero fuera de mi casa, ¡joder! -Usted verá...(dijo con tono ligeramente cabreado, a modo de despedida) Entre la farlopa y el susto no había forma de dormir, encendí un porro y me tumbé en la cama, a la segunda calada, comencé a oír un ligero murmullo que provenía del patio interior del chalet, donde se encontraba la piscina. Me incorporé, cogí el bate de béisbol, por segunda vez en la noche, y me dirigí hacia el patio, encendí las luces y pude ...
    ... ver, junto a la caseta del perro, a dos personas agazapadas, abrazadas una a otra... -Amigo... no problema... ayuda... por favor ayuda...- dijo una vocecilla de mujer. Me acerqué y pude ver a dos jóvenes negritas abrazadas, sucias y mojadas; el terror y el pánico les asomaba en sus miradas perdidas. -Ayuda... por favor ayuda... no llame policía por favor... Sentimentalmente siempre he estado al lado de los que se juegan la vida cruzando el estrecho, buscando una vida mejor, ahora tenía la oportunidad de traducir mi simpatía en hechos. Eran dos jovencitas negras, no más de dieciocho años. -No os preocupéis, soy amigo, no vendrá la policía... -Amigo por favor ayuda... Intenté tranquilizarlas, pero era inútil estaban en un estado físico lamentable y con un ataque de pánico. Les tendí mi mano y les ayude a levantarse, les dije que vinieran conmigo y las metí en la casa; las llevé hasta el baño y les puse agua caliente en la ducha, les di toallas, unos pantalones de deporte y camisetas mías... y les indiqué que se dieran un baño, mientras lo hacían, freí seis huevos y una docena de salchichas. Salieron asustadísimas del baño, pero el olor de la comida frita les iluminó los ojos, ni tan siquiera me fijé en el aspecto, comían como si llevaran (seguro que lo llevaban) días sin comer, y mirándome desconfiadas, entre bocado y bocado, repetían: -¡Gracias amigo! Cuando terminaron, intentaron explicarme, nerviosas, entre inglés y español, que habían llegado en patera, les tranquilicé y les ...
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