1. Solidaridad agradecida


    Fecha: 05/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... indiqué la habitación de invitados: -Ahora descansar, mañana hablar, tranquilas, soy amigo, no habrá policía. Era más de mediodía cuando despertaron, me imagino que el olor del pescaíto frito, que les estaba preparando, les devolvió a la realidad. -Gracias amigo, nosotros ir hoy. -Vosotras os quedáis, tenéis que esperar que acabe la vigilancia, la guardia civil sigue buscando a los que llegaron ayer, no podéis iros hasta que pasen unos días, no os preocupéis, os ayudaré, estaréis escondidas en casa, ahora a comer, ¿ ok? -¡Ok amigo! Hablamos un poco en la comida, venían de Sierra Leona, huían de la guerra y la barbarie, sus nombres eran Sara y Mina, eran muy jóvenes; a pesar del nerviosismo, estar a salvo de la guardia civil les había relajado un poco, eran guapas, aunque la preocupación les birlaba todo el atractivo. Llevaban cuatro días en casa, descansando, recuperándose y engordando (comían como cosacos). La situación me daba morbo, eran realmente atractivas, pero me sentía mal pensando en ellas a un nivel sexual, lo primero que quería era ayudarles, tenían parientes en Madrid que podían ayudarles, querían ir pronto. Seguimos charlando y, en un alarde de solidaridad (no soy muy propenso a ello), les propuse que se quedaran un par de días más, hasta el final de mis vacaciones, yo las llevaría a Madrid en mi coche, les dejaría pasar la noche en casa, y llamarían a sus parientes para que las recogieran. Salimos a mediodía, los tres estábamos muy nerviosos, el viaje ...
    ... afortunadamente transcurrió sin incidentes; llegamos a Madrid, cuando circulábamos por sus calles, miraban sorprendidas, alucinadas, felices, la odisea acababa con éxito, estaban más gorditas y eran realmente bellas. Entramos en el parking de casa, cogimos el ascensor, nos duchamos, preparamos la cena y saqué una botella de champán para brindar por el éxito de su aventura, después abrí otra; estaban realmente alegres, ellas notaron mi atracción, pero algo en mí me impedía intentar aprovecharme de la situación, hay veces en la vida en que, los tipos como yo, somos honestos e íntegros como el que más, y ésta era una de ellas. Estaba cansado del viaje, a las 12 de la noche les dije que me acostaría, me fui a mi habitación y las dejé viendo la televisión. No pasaron diez minutos cuando entraron en mi habitación: -Perdón amigo, tu bueno, te queremos, nosotros gustar tú, queres estar contigo. Debí poner una sonrisa de gilipollas descomunal, las invité a que se vinieran conmigo a la cama, una a cada lado, abrazados; ellas reían, me hacían y les hacia cosquillas, nos lo pasábamos bien, como niños. Me quitaron los Calvin Klein, lo único que llevaba puesto, mi polla salió disparada. Se desnudaron, eran maravillosas, hermosas, guapas, con sonrisas de relucientes dientes blancos, con figuras de infarto, cinturas estrechas y culos respingones, duros y maravillosos, tetitas redondas, de pezón gordo y oscuro. Las negritas, que en mis sueños siempre quise, me acariciaban, me besaban, me sonreían, me ...