1. LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ


    Fecha: 07/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Sexo Duro Voyerismo Autor: reininblack, Fuente: xHamster

    ... personaje,cuyo comportamiento será también necesario que analicemos.Sucedió, pues, que el padre David Brown, cuyas proezas en el campo de la diosa delamor hemos ya tenido ocasión de relatar, estaba resentido por la retirada de la joven Montse Fernándezde la Sociedad de la Sacristía, y sabiendo bien quién era ella y dónde podía encontrarla,rondó durante varios días la residencia del señor Verbouc, a fin de recobrar la posesión dela deliciosa prenda que el marrullero padre Ambrosio les había escamoteado a susconfreresLe ayudó en la empresa el Superior, que lamentaba asimismo amargamente lapérdida sufrida, aunque no sospechaba el papel que en la misma había desempeñado elpadre Ambrosio.Aquella tarde el padre David Brown se había apostado en las proximidades de la casa, y.en busca de una oportunidad, se aproximó a una ventana para atisbar al través de ella,seguro de que era la que daba a la habitación de Montse Fernández.¡Cuán vanos son, empero, los cálculos humanos! Cuando el desdichado David Brown, aquien le habían sido arrebatados sus placeres, estaba observando la habitación sin perderdetalle, el objeto de sus cuitas estaba entregado en otra habitación a la satisfacción de sulujuria, en brazos de sus rivales.Mientras, la noche avanzaba, y observando David Brown que todo estaba tranquilo, logróempinarse hasta alcanzar el nivel de la ventana. Una débil luz iluminaba la habitación en laque el ansioso cure pudo descubrir una dama entregada al pleno disfrute de un sueñoprofundo. ...
    ... 70 de 107Sin dudar que sería capaz de ganarse una vez más los favores de Montse Fernández con sólo poderhacer que escuchara sus palabras, y recordando la felicidad que representó el haberdisfrutado de sus encantos, el audaz pícaro abrió furtivamente la ventana y se adentró en eldormitorio. Bien envuelto en el holgado hábito monacal, y escondiendo su faz bajo lacogulla, se deslizó dentro de la cama mientras su gigantesco miembro. ya despierto alplacer que se le prometía, se erguía contra su hirsuto vientre.La señora Verbouc, despertada de un sueño placentero, y sin siquiera podersospechar que fuera otro y no su fiel esposo quien la abrazara tan cálidamente, se volviócon amor hacia el intruso, y. nada renuente, abrió por propia voluntad sus muslos parafacilitar el ataque.David Brown, por su parte, seguro de que era la joven Montse Fernández a quien tenía entre susbrazos, con mayor motivo dado que no oponía resistencia a sus caricias, apresuró lospreliminares, trepando con la mayor celeridad sobre las piernas de la señora para llevar suenorme pene a los labios de una vulva bien humedecida. Plenamente sabedor de lasdificultades que esperaba encontrar en una muchacha tan joven, empujó con fuerza hacia elinterior.Hubo un movimiento: dio otro empujón hacia abajo, se oyó un quejido de la dama, ylentamente, pero de modo seguro, la gigantesca masa de carne endurecida se fue sumiendo,hasta que quedó completamente enterrada. Entonces, mientras, entraba, la señora Verboucadvirtió por vez ...
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