1. El regalo para mi mujer


    Fecha: 09/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Dogiju, Fuente: CuentoRelatos

    ... bien su trabajo, así que le dio la vuelta y la dejó boca arriba, jadeante y sudorosa por el orgasmo que acababa de tener. Esta vez él me pidió que colaborara y no me mantuviera al margen. Me coloqué sentado apoyando la espalda en el cabezal de la cama y a ella la hicimos sentarse sobre mí a modo de asiento, de manera que yo le pudiera sujetar las piernas abiertas y aguantarla así mientras él se colocaba entre ellas y agarrando su gran polla la apuntó a su coño metiéndola suavemente hasta el fondo, hasta que sus huevos hicieron tope para seguidamente comenzar una follada con mete y saca que duró al menos quince minutos. Tenía un aguante pasmoso el chico, la folló sin descanso, ella se corrió al menos tres veces más mientras profería todo tipo de insultos morbosos y yo, aguantándole las piernas disfrutaba del espectáculo. Ella se retorcía de placer sobre mí y mi polla dura se clavaba en su espalda; de vez en cuando se giraba y me daba la lengua que yo gustosamente metía en mi boca y lamía, notando la tensión a que estaba ...
    ... expuesta con aquella follada. El masajista, desde luego, se había ganado con creces lo que se le había pagado, estaba demostrando saber hacer bien su trabajo, pues al cabo de quince minutos aproximadamente, cuando mi mujer ya no podía más de gusto, sacó su polla del coño de ella y colocándose de rodillas entre sus piernas, comenzó a meneársela hasta que un chorro a presión de leche roció el pecho y la cara de la hembra caliente que tenía debajo. Cuando acabó de correrse sobre mi esposa, y se apartó cayendo sobre la cama para recuperarse, ella se dio la vuelta y agarrándome la polla la comenzó a menear, lamer y chupar hasta que yo, sin poder aguantar más y después de tanta excitación, solté otro chorro de leche que regó su cara y pecho para después limpiar con su lengua cualquier resto que pudiera quedar en mi miembro. Cuando acabó la sesión, y con mi mujer dormitando sobre la cama satisfecha, el masajista recogió su maletín y sus cremas, se despidió de mí cordialmente y quedamos en repetir algún día siempre que a ella le apeteciera. 
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