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Eva María y Federico
Fecha: 27/10/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... hasta llegarle a tocar los pies que también se los apretaba. -Verdad que te gusta? le pregunté. Le daba masaje en un lado y después en otro para no despertar sospechas ó rechazo. -Aay Fede hijo! Qué rico se sieeente! Ummm, ummm, uuumm!-me decía y yo seguía concentrado en mis caricias y masajes. Es hoy ó nunca me dije. Ya no hay vuelta atrás y comencé a tocarla más en forma: le apretaba la pelvis y con el dedo gordo le sobaba lo que podía de sus nalgas. Me subía a su espalda y regresaba a sus piernas se las agarraba toda y topaba mis manos a su culo. Le flexionaba las piernas para que su chocha quedara a mi vista, cuando le escuché decir: -Hi....jo! Hi...jo! Aaaay! Hace tiempo hubieras comenzado a darme estos masajes! Qué ri...co se sieeente. Yo no contesté sino que comencé a desabrocharle el brassiere y le levanté un poco para que los tirantes quedaran sobre el sillón. Mi mamá no dijo nada solamente se dejó hacer. Me quité los zapatos, me subí al sillón y le daba masajes en la espalda, le tocaba la orilla de las tetas y mamá no decía nada solo daba gemiditos de placer. Le topaba mi verga al culo. Le arrimaba todo mi paquete y ella continuaba saboreando el placer que su hijo le daba. Empecé a masajearle las nalgotas morenas sin protesta alguna de ella. Se las acariciaba fuerte. Toda la nalga hasta donde terminaban y así estuve un buen rato. Le pasaba las manos por las nalgas apretándoselas sin ningún miramiento, pasaba por las piernas y terminaba en sus pies flexionándolos. ...
... Comencé a bajarle las pantymedias que andaba, pero lo hice l-e-n-t-a-m-e-n-t-e. Recuerdo perfectamente que le metí las manos por su barriguita para agarralas y no bajarle el calzón por equivocación. Se las iba bajando y la iba tocando. Le acaricié todas las nalgas sin reparo ni remordimiento, seguí con sus piernas hasta que llegué a sus pies. El calzón que usaba no le cubría toda la nalga. Sentía el olor a sexo. Sentía que la vulva la tenía húmeda. Se percibía aquel olor inequívoco de semen y líquido femenino. No puso objeción. Se mantuvo callada. Solo levantó la cabeza y me volvió a ver con cara de "quiero verga", con cara llena de lujuria y deseo. –Ponelas en el escritorio –me ordenó. -Y si querés quitate vos también los pantalones para que estés más cómodo –me dijo y volvió a recostar la cabeza hacia el lado donde podía verme. Me veía mientras me quitaba la ropa y cerraba los ojos por unos momentos. Creo que en este punto ya ambos sabíamos que no había marcha atrás. Ambos sabíamos en qué iba a terminar todo este juego. Mamá no decía nada. Solo me miraba mientras me quitaba los pantalones y me quedaba en calzoncillo que estaba todo mojado. También me quité la camisa. Mi erección era evidente. El corazón me latía a mil. Ya no tenía vergüenza. Arreglé mi ropa y la puse junto a la de mi madre. Ella tampoco dijo algo. Eramos dos amantes todavía asolapados, que se deseaban pero no terminaban de dar el paso definitivo. Me acerqué a mamá y ella solo me miraba a los ojos y observaba ...