1. Busco madura (3): Chantaje a la madre


    Fecha: 27/03/2019, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    La casualidad, es el azar quien determina donde cae la bolilla en el girar de la ruleta. La causalidad es la fuerza invisible que produce los hechos como resultante del fenómeno psíquico de acción y reacción. De alguna forma, no siempre comprensible, al menos en ese momento, estamos generando una fuerza energética que concluye por producir un efecto, la reacción, que el común de los mortales asume como producto de la “casualidad”. En verdad muy pocas cosas se producen por efecto casual, casi todas son motivadas por el efecto de la causalidad. Al respecto, y como valedero ejemplo, podría insertar la frase de: ten cuidado con lo que sueñas, puede convertirse en realidad. Se considera que esta frase resume una poderosa ley de universo, la poderosa fuerza de la atracción. La atracción no es otra cosa que esa fuerza energética que surge como resultante de la acción de desear algo. Lo que me había sucedido compendia y resume como efecto físico y palpable que lo que se desea puede hacerse realidad, para graficarlo, voy a contarte lo que me sucedió cuando desee mucho, pero mucho mucho tener a la tía de una amigovia. Euge, era la madrastra, qué feo suena ese nombre no?, bueno esta mujer estaba casada con el padre de mi amigovia. Euge, era, y lo es aún, una mujer, cuarentona (no peyorativo, sino indicativo) dueña de una muy buena figura, no de gran belleza en el rostro, más bien diría que facciones algo duras o esas que marcan el carácter fuerte y dominante, pero con dos “faroles” ...
    ... (pechos) que encandilan de solo encontrársela de frente, cintura trabajada en el fitness, solo con algunos signos lógicos de las cuatro décadas, y un trasero que cuando se aleja, desearíamos que se quede por toda la eternidad. Esta breve reseña sirve para poner en antecedentes de cómo este “pedazo” de hembra había incursionado en mis desvelos nocturnos y generado más fantasías de las que podía soportar. El destino o la causalidad me hizo estar en el lugar y momento preciso para “pescar infraganti” a la señora Euge, “apretándose” al técnico que vino a reparar el aire acondicionado. Abrí la puerta que no debía abrir, ver lo que no debía, pero tan discreto como asomé de forma inocente me escabullí de forma prudente. Había sido testigo no deseado de cómo el hombre la tenía sentada sobre la lavadora, dándole una garchada (sexo) que la hacía vibrar y agitarse, ella estaba mirando hacia la puerta, por eso mismo cruzamos las miradas en ese momento tan vibrante, para ella porque parecía estar en medio de un furioso orgasmo y para mí por la turbación y la calentura instantánea. Ese día me retiré aduciendo una urgencia, por los días siguientes me alejé porque no sabía cómo enfrentar los hechos, me sentía culpable de no saber de qué modo asumir esa carga por tener que cargar con un secreto que la compromete a ella y me ponía celoso porque en mis fantasías la soñaba solo para mí. En algún momento tendría que darse ese encuentro, en la semana siguiente, nuevamente la causalidad estaba moviendo ...
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