No hay nada como una madura insatisfecha como Tere
Fecha: 05/09/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: cartuz, Fuente: RelatosEróticos
... follón que quieras. Sabía que seguías mojadita para mí. Ella miraba incrédula -Ahora putita abre las piernas para mí. Ella con la cabeza y un gesto duro, de rabia, dijo que no. Pero al rato su calentura la traiciono y yo creo que, sin querer, en contra de su voluntad abrió bastante las piernas. Yo con una sonrisa malévola la dije… -Así me gusta putita que te abras para mí. Ella no decía nada, pero yo seguía martilleando su clítoris. De pronto agacho un poco la cabeza, me agarro clavándome las uñas con una mano en mi pecho, la otra mano apretó fuertemente mi brazo, con la cara desencajada. Así estuvo un rato, luego poco a poco fue relajando sus manos. Era evidente que había tenido un buen orgasmo. Pero yo no había acabado, como pude la gire de nuevo, la pegue mi polla entre sus dos nalgas, un culo por cierto muy durito. Ella se giró un poco y me dijo con voz seria… - ¿Ahora qué esperas… jooooder? Ni me molesté en contestarla, volví a meter mi mano de nuevo por detrás, moje nuevamente bien mis dedos. Ella otra vez se dejaba hacer, se estaba excitando cada vez más. Ahora quise comprobar cómo era ese culito. Dirigí uno de mis dedos a su culito. Ella dio un respingo, costaba entrar, yo no sabía si era por la posición, pero ella agarro mi brazo fuertemente y me lo quitaba, logre meter mi dedo, ella se medió giro y me dijo… -Por favor, para, por ahí nadie me ha tocado. Quite mi dedo, no por lo que me dijo, fue porque la siguiente estación era la nuestra. Pero aproveche para decirla… ...
... -Que eso había que solucionarlo. Que era un desperdicio no aprovechar un culito tan precioso como ese. Ella me miro con cara de alucinamiento. Llegamos a la estación y nosotros bajamos los últimos. La volvieron a preguntar qué tal estaba. Ella se limitó a decir, que seguro que en la calle sin tanta gente se sentiría mejor. Todos y todas empezaron a decir que era muy agobiante, etc. Yo iba callado solo pensando en la forma de rematar la faena. Porque sabía que no sería nada fácil. O por lo menos lo intuía. Pero sabía que no era imposible. Mi padre y Ramón se despidieron marchándose. Ramón hizo la gracia de decirme, que como era capaz de aguantar a esas tres pesadas y sobre todo a la suya, que ya me cansaría de oír sus consejos. No hice ningún comentario, pero pensé en lo que haría si podía, entonces nos reiríamos nosotros, por lo menos yo. Marchamos hacia unos grandes almacenes muy famosos, las tres iban hablando de ropa y unas cosas que habían visto con anterioridad. Tere hablaba normal, se encontraba ya más tranquila. Eso sí, ni una mirada hacia mí. Pero como si no hubiera pasado nada. Lo primero que hicimos nada más llegar, fue comprar todo lo necesario para mí, bueno, lo que mi madre consideraba que era necesario para mí, para mi estancia de un año en Alicante. En la zona de pantalones vaqueros no hubo ningún problema, los que elegí me quedaban perfectos. Luego fuimos por polos y camisas. Cogimos varios polos y camisas. Fui al probador. Salí y dije que los polos ninguno y ...