Repetimos?
Fecha: 22/04/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... de protección. Es una forma como otra de decirlo, ¿no? – Hola –me saludó la niña. – Hola, Vero –mi quintacolumnista en la “operación Olga” se llamaba Verónica. – Señora... –saludé a Olga con una inclinación de cabeza. – Señorita –puntualizó ella. Soy el hombre lobo. Auuu. Verónica me cogió de la mano y echó a correr. – Quiero enseñarte algo, ¡ven! Corrección. Soy Herodes, asesino de niños. Verónica me arrastró hasta un lago donde nadaban unos patos. Me señaló uno. – A ver, ¿cómo se llama ese animal? – Pato despellejado a la naranja. – No, tonto, se llama pato –lo malo de los niños es que no captan las indirectas. – Ah... La lección de biología sobre el terreno se prolongó durante media hora. Olga nos veía y aprovechó para fumarse un cigarrillo. Paseaba por el camino de arena, con una falda larga y un jersey de punto de angora. Y con mejores curvas que un circuito de Fórmula 1. Y yo me estaba poniendo malo. Cosas del tal Pávlov. O de la doctora Ochoa. Para psicología estaba yo en esos momentos. Vamos, que me coge Freud y me dice que soy un enfermo mental, poco menos. Bueno, para decir eso me basto yo solo y las películas que me estaba montando en el parque, junto al lago, queriendo ahogar a Olga y violar a Verónica. ¿O era al revés? Olga se había acercado y se agachó. Su barbilla estaba por encima de mi hombro y noté el calor de su aliento cuando le habló a su hija. – Verónica, tienes que ir a dormir la siesta. – Vale, pero Ricardo me acompañará. Antes de que Olga dijera lo ...
... típico de “no molestes al señor” se me escapó. – ¡Si no es molestia! – ¿Cómo? – Olga arquea las cejas por encima de sus gafas de sol redondas. Hemetidolapatahemetidolapatahemetidolapatasoyunbocazasoyunbocazasoyunbocazas... – Digo, que si no es molestia –eso me pasa por precipotarme. Luego tengo que ser 100% educado en vez de decirle que en cuanto te pille a solas te vas a enterar rubia y delicadezas como ésa... Olga sonrió y se encogió de hombros. Caminaba por delante de nosotros, meneando las caderas. Luego me confesó que ya empezó a actuar a mala leche, al ver lo quemado que iba. Y que a ella le hacía gracia la idea. Sí, sí, gracia. Para gracia y misericordia la que vas a pedir cuanto te pesque otra vez. ¿Continuará? ¿Lograré comerme a Olga? ¿Mataré a Verónica? ¿Desvelaré el caso GAL? ¿A qué viene el título? Se admiten valoraciones, sugerencias, comentarios, teléfonos/emails de chicas o un simple “retírate de esto, macho”. Bueno. El caso es que estaba yo siguiendo a Olga, la encarnación de la mujer en esos momentos para mí. Sí, como en el típico chiste que dice que los tíos sólo piensan en el sexo. Pues yo estaba pensando en el SEXO. Concretamente, en cómo librarme de Verónica y saltarle encima a Olga. Y Olga dale que te pego con las caderitas. Oscila a un lado. Oscila al otro. Y yo hipnotizado intentando traspasar con los ojos el estampado de su falda. Pimpam. Pimpam. Pimpam. Esto tiene que ser malo para la salud. Un motorcito –lo expresó muy bien Jack Lemmon, en “Con faldas ...