Eso me pasa por andar en bolas
Fecha: 29/04/2019,
Categorías:
Voyerismo
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
Era viernes, hacía un calor de perros, y cerca del mediodía recibí un mail de la universidad en el que me notificaban que no se dictaban clases por el fallecimiento de un rector. Cosa que me venía bárbaro porque, tenía un parcial y no había estudiado lo suficiente. Me hice una ensalada de palta, tomate y zanahoria, me exprimí tres naranjas, y puse música para cargarme un poco las pilas. Recién cuando escuché el motor de una máquina mezcladora en el patio recordé que había unos albañiles en casa, a los que mi madre les encomendó reparar el lavadero, tapiar la parte trasera del patio por donde era muy fácil treparse y entrar a la casa, y hacer unos veredines para que pudiéramos caminar por el jardín cuando llovía mucho. La cosa es que yo iba de un lado para otro en bombacha, descalza, con los ventanales abiertos y, con una sensación de bien estar superior a cualquier pensamiento pecaminoso. Sabía que tres hombres estaban trabajando bajo el sol, hablando de fútbol y de la tele, bebiendo agua de una manguera, y haciendo todo el ruido necesario en estos casos. Mi madre se había ido de vacaciones con una amiga el día anterior, y le dejó la copia de las llaves de la puerta del fondo a don Enrique, ya que era de absoluta confianza en la familia. Enrique decidía quienes lo acompañaban, depende la labor que se le asignara. Ese día estaba él y dos más. Uno era moreno, no mayor de 40 años, con acento paraguayo, pelo corto y espaldón, afeitado, gordito y bastante risueño. El otro era un ...
... tipo alto con cara de guacho, lleno de rulos, poco hablador, medio terco a la hora de cumplir órdenes y demasiado delgado para mi gusto. Supuse que tendría 21 como yo, y eso me dio vueltas un par de segundos en la cabeza. En un momento les hablé desde la cocina, donde ninguno podía verme, para decirles que si necesitaban algo, solo me golpearan las palmas en la ventana y yo con gusto los atendería. Enrique contestó por ellos. ¡No se preocupe niña, yo le aviso! Apenas terminé de comer me senté en el sillón que da a la ventana más amplia, puse una peli con la que me aburrí a los 5 minutos, y en medio del zapping di con una porno empezada. Le bajé el volumen lo más rápido que pude, y me re embobé mirando cómo una japonesa le comía la pija a un fenómeno de la naturaleza. No podía tener tamaño pedazo entre las piernas ese tipo! Cuando vino la propaganda aproveché a cerrar la cortina de la ventana, y cuando volví a mi asiento comenzaba otra peli. Nunca había visto porno, ni me había sentido tan caliente con lo que veía. Ahora dos chicas de escuela privada se besaban en una plaza, hasta que un oficial las interrumpe, y acto seguido las dos se la maman en lo que parecía un baño público, en tetas y re desesperadas. Yo no quise ser menos, y dejé que mi mano actúe por inercia. Cuando dos de mis dedos presionaban mi clítoris, tuve ganas de meterme adentro del televisor y cogerme a ese policía pijudo con todo el celo de mi conchita hiper jugosa a esa altura. En eso oigo que don Enrique ...