Todo sea por ayudar a mi hermano
Fecha: 30/10/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Mercedes, Fuente: CuentoRelatos
... saber que la Cecilia le inspiraba un ritmo lento y cadencioso, al paso que la Myrta se hacía merecedora de un ritmo más dinámico más apresurado, sin ser violento. La Julia le inspiraba unas sacudidas de menor frecuencia pero de gran intensidad y la Ximena lo llevó a un ritmo selvático y animal que lo hizo ponerse de rodillas para estallar en un final líquido tan glorioso como el dedicado a la monumental de los almohadones. Luego de esta práctica, mi hermano cayó derrumbado sobre la cama y no volvió a moverse, pero como sentía su respiración supe que no había muerto de pajero y volví a mi cama. No puedo decir que volví a mi cama tranquila, no. Me sucedían dos cosas. Una era que parte de la preocupación de mi madre se apoderó de mí, no porque pensara, como ella, sino más bien porque realmente pensaba que lo que había presenciado era algo superlativo, no había imaginado que la masturbación pudiera alcanzar esos niveles de intensidad y lo otro era que realmente la capacidad de respuesta sexual de mi hermano era prodigiosa. Pero tanta energía, pensaba yo, era tiempo que fuese encausada en forma más acorde a la sexualidad madura. En suma que mi hermano tuviese relaciones sexuales normales con una mujer y me propuse encontrarle una. Total entre mis amigas más cercanas había varias que no se harían ningún problema para ayudarme y otras que hasta acudirían de inmediato si yo las llamaba por teléfono, aunque fuesen en ese momento las tres de la mañana. Pero no se trataba de apresurar ...
... las cosas. Durante los días de esa semana y en los momentos que podía robar a mi ingente trabajo en la empresa, pude dedicar algún tiempo para barajar las características de las posibles mujeres que podría poner en el camino masturbatorio de mi hermano, para trasladar sus intereses desde las mujeres de papel hasta las mujeres de carne y hueso. Analicé varias alternativas y al final me decidí por la Gloria. Una rubia de 25 años, ardiente como una antorcha y bastante parecida a la mona del poster de mi hermano y con una voluntad para el lecho a toda prueba. Cuando le conté a la Gloria mi proyecto y le pedí su gentil colaboración, los ojos y no sé qué otra parte en su anatomía se le dilataron llenos de deseo y antes de que yo terminara los detalles me contestó: Dalo por hecho amiga... solamente dime el día y la hora Ah... y muchas gracias por tu preferencia. Pero la cosa no era tan fácil. Aún me faltaba hablar con mi hermano, porque no se trataba de ponerlo así, desvalido y sin aviso en manos de esta verdadera piraña del sexo como era mi querida amiga Gloria. Esperé, por lo tanto, que llegara el viernes, que era el día convenido con Gloria y como a eso de las 19 horas abordé a mi hermano, que tendido en el lecho de su cuarto, leía plácidamente una revista no pornográfica. Una pena porque una revista de ese tipo me habría facilitado las cosas. Comencé hablándole de cosas diversas, de la soledad, de lo liberadas que estaban las mujeres, de las películas que le gustaban, de un amigo ...